Socavones

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SEÑOR DIRECTOR:

Hace alrededor de 15 años comenzó el desarrollo inmobiliario del hoy tristemente célebre sector de las dunas de Concón. Entonces se alzaron unas pocas voces que daban cuenta que, desde 1993, el campo dunar era Santuario de la Naturaleza. Algunas otras recordaban el caso del edificio “El Faro”, que colapsó en el terremoto de 1985. Las menos, abordaban la dimensión social de la arquitectura, el derecho a la vivienda y la construcción desde una perspectiva ética. Los socavones de las últimas semanas han actualizado el tema, el que creemos se debe enfrentar desde una lectura multidisciplinar.

El negocio inmobiliario no puede ignorar las condiciones geológicas del entorno en donde busca instalarse ni pasar por alto el patrimonio (en este caso natural) del sector. Pareciera ser evidente, también, que el vivir en primera línea frente al mar no es un derecho que solo se pueda adquirir económicamente, menos aún cuando esto atenta contra las particularidades naturales del lugar. No muy lejos de ahí, el caso del fallido Hotel Punta Piqueros es otro ejemplo emblemático de no ponderar las circunstancias del entorno al instalar un proyecto arquitectónico.

Largas son las tradiciones que apuntan a que no se debe construir cuando la tierra no es firme. Pareciera que el negocio inmobiliario se ha olvidado de esto, quizás uno de los acuerdos más transversales que históricamente hemos tenido como humanidad.

Magdalena Dardel C.

Dpto. Artes Integradas UPLA

Fernando Arancibia C.

Instituto de Éticas Aplicadas UC

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