Sonámbulos
Sin casi advertirlo, tras meses bajo el rigor de las medidas sanitarias de la pandemia, el país entró bruscamente en modo electoral. El postergado plebiscito constitucional está a la vuelta de la esquina, y ahora poco importa si las condiciones sanitarias avalan esta aventura política. Un proceso electoral forjado en una ola de violencia por cierto resiste una ola viral.
Por lo demás, los meses transcurridos desde el inicio de la pandemia en Chile han sido surrealistas. Este inédito ejercicio de parar el mundo, guiado por quienes el filósofo francés Bernard-Henri Lévy certeramente denomina “rentistas de la muerte”, ha tenido un efecto devastador en la ya deteriorada salud política de nuestro país.
En momentos en que predecíamos un incierto marzo como secuela de los hechos de octubre, debimos hacer frente a la crisis sanitaria asociada al Covid-19 dejando atrás las diferencias del año anterior, para trasladar la disputa al frente sanitario. Surgieron así nuevos rostros y voceros que de la mano de la epidemia acapararon el espacio público y nos arrastraron como sonámbulos en las primeras horas de la noche. Con ello confirmaron la irónica frase del padre de la anatomía patológica, el médico alemán Rudolf Virchow de finales del siglo XIX, “una epidemia es un fenómeno social que conlleva algunos aspectos médicos”
Así, los paladines del temprano confinamiento alentados por alcaldes y matinales de televisión se impusieron en verdaderas asambleas de sabios autodesignadas, y absortos en sus casos, modelos matemáticos, diagnósticos de todo tipo, se erigieron en agoreros de catástrofes. El efecto de aquello en nuestro estado de vigilia nacional profundizó nuestra confusión y dormición.
Sabido es que el sonámbulo parece despierto y camina con los ojos abiertos, pero no se contacta con nadie ni recuerda nada al día siguiente. Por lo mismo quedaron en el olvido la violencia del último trimestre del año anterior y las apremiantes negociaciones que dieron lugar la noche del 15 de noviembre de 2019 al acuerdo “por la paz social y la nueva Constitución”.
No obstante las profecías no se cumplieron y el sistema de salud chileno resistió el embate del desconocido virus. La capacidad hospitalaria y la masividad de testeos con que Chile abordó tempranamente la pandemia probaron su eficacia. No fue necesario entrar en la etapa glacial o de hibernación que algunos pregonaron. El colapso sanitario que algunos ansiosamente esperaban nunca ocurrió. Y el sonámbulo despertó.
La creencia popular indica que cuando se despierta a un sonámbulo, éste puede volverse loco o morir. En palabras de Hermann Broch (“Los Sonámbulos”), “este mundo ha convertido su precipitación en actividad aparente del hombre para arrastrarlo hacia la nada”. Quizás hay algo de ello en el plebiscito que se aproxima.
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