Súper domingo
Por Carlos Meléndez, académico UDP y COES
De confirmarse los comicios en Chile, el domingo 11 de abril tendremos elecciones trascendentales en cuatro países del vecindario. Además de la múltiple elección en el país, Perú elegirá a un nuevo Legislativo nacional y a los dos candidatos presidenciales que pasarán a la segunda vuelta. Por su parte, Ecuador definirá su Presidente por los próximos cuatro años y en Bolivia, cuatro departamentos (incluyendo La Paz) irán a balotaje para concretar a sus gobernadores. Como me comentaba un colega peruano, Arturo Maldonado, debe ser una circunstancia inédita, una suerte de Súper Domingo electoral que podría cambiar el mapa político de la región.
Sea cual sea el resultado en Perú, el próximo Presidente tendrá problemas de representación y de gobernabilidad. En un escenario hiper fragmentado, ninguno de los contendientes sobrepasa el 15% de las preferencias y aunque este porcentaje se incremente al computarse los votos válidos, tendrá una débil legitimidad social. El próximo inquilino de la Casa de Pizarro representará solo a una fracción de la población peruana. Asimismo, tendrá el desafío de montar una coalición legislativa favorable. Las encuestas avizoran que Acción Popular será la primera minoría, lo cual sería funcional solo si Yonhy Lescano traduce su liderazgo en las encuestas y confirma su victoria. En cualquier otro escenario, habrá gobierno dividido. Es más, si luego del balotaje, se eligiese a George Forsyth o Rafael López-Aliaga (quienes secundan a Lescano en las encuestas), es probable que las bancadas parlamentarias de sus partidos queden relegadas a una tercera o cuarta minoría. Con problemas de representación y de gobernabilidad, las probabilidades de nuevos episodios de crisis políticas asoman en el horizonte peruano.
Ecuador reincide en la polarización política correísmo/anticorreísmo. Si bien los resultados de la primera vuelta mostraron un sano pluralismo con opciones moderadas (Izquierda Democrática) y en sintonía con el movimiento social (Pachakútik), los clasificados para la segunda vuelta han ahondado nuevamente la grieta que divide al país. Andrés Arauz, proxy de Rafael Correa, aparece como favorito más por demérito de su rival -el empresario conservador Guillermo Lasso- que por virtudes propias. Si bien la bancada Unión por la Esperanza (nombre de ocasión de la coalición correísta) será la primera minoría en la Asamblea Nacional (49 de 137 puestos), los números no cuadran para formar un legislativo que permita el nivel de empoderamiento con el que el correísmo clásico avasalló a sus opositores y a las instituciones democráticas.
Empero, una eventual victoria correísta será celebrada por el Grupo de Puebla y amigos, y aunque los escenarios probables no dan para que la izquierda latinoamericana se imponga como ganadora general del Súper Domingo, el establishment promercado sí asoma como el gran perdedor en los cuatro países.