¡Tenemos que madurar!

El momento en que el joven escapa de la policía para no ser vocal de mesa.


Por Raúl Perry, jefe de Programas de Fundación San Carlos de Maipo

Es un fin de año complejo de uno de los años más complejos que recordemos. Hemos sido testigos tanto de la ola de contagios de la pandemia como de una ola de crímenes relacionados con el narcotráfico. Nuestros dirigentes han iniciado un “partido de tenis” de declaraciones: ¿nos faltan leyes o nos falta gestión? Unos y otros se han responsabilizado por la inacción mientras la ciudadanía exige reacciones inmediatas. Este conjunto de declaraciones me hace recordar una historia muy antigua: en medio de la noche un hombre encuentra a otro buscando bajo un farol algo en el suelo. Le pregunta: ¿qué buscas? El hombre contesta: “mis llaves, las perdí por allá”, apuntando hacia un sector oscuro. “¿Y por qué buscas bajo el farol si no las perdiste aquí?” -“Porque aquí si hay luz”, responde.

¿Por qué como sociedad buscamos una y otra vez las mismas soluciones para los mismos problemas? Entre 1990 y 2018 el presupuesto de seguridad pública del gobierno central aumentó 8,5 veces (un valor muy similar al aumento del PIB en el mismo periodo). En comparación, las denuncias de crímenes de mayor connotación social han ido, en el mismo periodo, de 1.200 a 10.124 al año. Pareciera que, no importa qué hagamos, y aun cuando se ha invertido más y más, los delitos siguen al alza. ¿No estaremos repitiendo un patrón de soluciones que no abordan el origen del problema?

Frente al consumo de drogas, la violencia, la delincuencia y otras patologías es importante que asumamos la realidad: no hay atajos. No podemos seguir con una actitud “infantil” de solicitar soluciones aquí y ahora. Es hora de madurar como país y entender que podemos reducir estas patologías, pero que deben abordarse desde la prevención, desde la transformación de los entornos familiares, escolares y comunitarios que moldean el desarrollo de los niños, niñas y adolescentes (NNA). Estas transformaciones son posibles, pero deben abordarse con rigor y seriedad científica, tal como se ha hecho con las vacunas.

Al respecto, el programa PMTO que se aplica en Senda, o Familias Unidas, que aplica la Subsecretaría de Prevención del Delito en el marco del sistema “Lazos” (ambos programas ejecutados por Fundación San Carlos de Maipo), son ejemplos de programas que transforman las interacciones entre NNA y sus cuidadores y que previenen en el largo plazo las problemáticas de la conducta.

Es hora de madurar, de dejar de pensar en uno, dos o cuatro años plazo y empezar a exigir, con la misma fuerza, soluciones que impacten a 10 ó 20 años en el desarrollo de nuestros NNA. Si este es un camino largo, la única forma de llegar a destino es empezar cuanto antes.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.