SEÑOR DIRECTOR:
Hace una semana la Fiscalía publicó el primer informe de caracterización del crimen organizado en Chile, en donde se dio cuenta del crecimiento del tráfico de drogas sintéticas, como el fentanilo; del aumento de la presencia de organizaciones extranjeras y del surgimiento de nuevos mercados criminales, como las extorsiones y los secuestros.
La verdad es que la amenaza del crimen organizado hace mucho tiempo que dejó de ser abstracta y se ha transformado en un fenómeno con consecuencias concretas para miles de familias en el país. La última Enusc 2023 mostraba como al menos un 65% de la población ha tenido que cambiar su rutina por miedo a la delincuencia, con acciones como dejar de caminar por ciertas áreas, evitar salir de noche y no usar el transporte público.
Resulta dramático que los chilenos se vean obligados a limitar su libertad y que los ciudadanos honestos tengan que renunciar a sus espacios y servicios públicos y a la posibilidad de tener vida nocturna. Sin embargo, la dura realidad que debemos enfrentar es que en muchos barrios del país el crimen organizado ha logrado imponer un toque de queda de facto.
Daniel Rebolledo
Libertad y Desarrollo
