Tragedia en el INBA
SEÑOR DIRECTOR:
Sin duda es lamentable que más de una treintena de estudiantes hayan resultado heridos con quemaduras de diversa índole por la manipulación de bombas incendiarias dentro del INBA. Pero no deja de preocupar la tibia reacción de una minoría de apoderados que, en un comunicado exiguo de reflexión, relativiza la violencia de los estudiantes justificándola como un “deseo de ser escuchados”, catalogándola incluso de un supuesto martirio.
Aparte de la evidente responsabilidad de estos gravísimos actos que le caben a los estudiantes, inquieta que existan apoderados que renuncien a su responsabilidad de no solo de garantizar la seguridad de sus pupilos, sino también de transmitirles valores democráticos y de diálogo sano, socavando así sus comunidades escolares e incendiando -literalmente- la educación pública. En un país que viene saliendo de los resabios de una violenta crisis institucional, es fundamental exigir que los apoderados tomen conciencia del rol cívico que deben cumplir.
Alexander Mackenzie Hughes
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