Transporte en Santiago

SEÑOR DIRECTOR

Hemos visto explotar la desigualdad social con que convivimos en Chile. El gobierno indica que las demandas sociales han sido escuchadas y que tomarán medidas para alcanzar una sociedad más igualitaria.

Esta nueva agenda social parece orientada a temas críticos como pensiones, salud y educación. Pero debemos recordar que esta crisis estalló por la tarifa del transporte público. Y es que los viajes al trabajo o al estudio están marcados por desigualdades muy palpables. Y es decepcionante observar que muchas intervenciones del Estado no apuntan a disminuir esas desigualdades.

Así, es oportuno preguntarse si no debiéramos cuestionar esas intervenciones y forzar que el nuevo paradigma tome forma en las decisiones del Estado. Para el caso de Santiago propongo algunos cuestionamientos:

¿Es razonable seguir construyendo una autopista bajo Vespucio Oriente, sin construir un corredor de buses para quienes vienen desde Huechuraba, Recoleta, Puente Alto o La Pintana? ¿Mantendremos la prioridad del espacio vial para los automóviles, relegando así a buses, bicicletas y peatones? ¿Insistiremos en construir un hospital en un sector de Conchalí donde solo se puede llegar en automóvil, muy alejado de donde residen quienes lo usarán? ¿Mantendremos la Costanera Andrés Bello como un eje reversible que ofrece todas sus pistas al sector oriente? ¿Seguiremos impidiendo que quienes viven en la periferia de Santiago puedan ingresar sus bicicletas al Metro los fines de semana y así gozar por ejemplo del Parque Metropolitano? ¿Seguiremos permitiendo que el centro de actividades de la ciudad se expanda hacia el oriente, alejándose de quienes viven en la periferia norte, poniente y sur?

Nos dicen que Chile despertó. Es importante que quienes gestionan el transporte urbano y quienes intervienen nuestras ciudades, autorizando nuevos proyectos inmobiliarios o de transporte, recojan el guante y muestren que han despertado también.

Juan Carlos Muñoz

Director del Cedeus

Universidad Católica de Chile