TV Educa Chile: un gran proyecto no puede acentuar las desigualdades
Por Ignacia Gómez, abogada y presidenta de Ciudadanos
El proyecto TV Educa Chile constituye un gran avance para la educación nacional. No solo por el estado actual de la pandemia, sino también porque es un paso acertado para poder cambiar, aunque sea en parte, la forma de enseñar. Es bien conocida en el mundo de la educación la frase: “tenemos estudiantes del siglo XXI, con profesores del siglo XX y escuelas del siglo XIX”.
Sin embargo, pese a lo loable de la iniciativa, persiste el riesgo de quedarse en los grandes números y no reparar en las desviaciones del promedio. Hablamos de esos grupos que los especialistas a veces ignoran. Los mismos que, muchas veces por falta de iniciativa del Estado, ven violados sus derechos humanos a la educación, y a los que a veces simplemente se les trata como ciudadanos de segunda categoría.
Los desastres naturales siempre centran la mirada del gran público y de las autoridades en las grandes urbes, olvidando los poblados rurales y sectores más alejados. Incluso, los mismos avances tecnológicos nos hacen olvidar que ese mundo paralelo existe. En lo particular, si bien TV Educa Chile es un indiscutible e interesante avance tecnológico, ignora la realidad rural y hace caso omiso de que incluso en la Región Metropolitana hay comunas en las que la televisión digital es un concepto abstracto.
Este mundo ya fue suficientemente castigado por la imposibilidad de realizar clases online, dada su falta de conectividad, y no merece volver al rincón de la negación con los avances que se hagan de aquí a futuro. Una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, y como reitera la OCDE en sus múltiples textos, un sistema escolar es tan fuerte como lo son sus estudiantes más desaventajados. Y aquellos, en nuestro país, se concentran en el campo.
Nuevamente reconociendo el gran proyecto de TV Educa Chile, desde el mundo liberal proponemos que el contenido de este canal sea de acceso público y masivo, a lo largo y ancho de todo el país, para lo cual una alternativa podría ser articular acuerdos públicos-privados con el objetivo de encontrar fórmulas colaborativas que permitan transmitir el contenido a través de la televisión abierta. Así, ningún niño será tratado como un ciudadano de menor valor.
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