¡Uf!...Tenemos que hablar
La invitación a Tenemos que Hablar de Chile, de los rectores Ennio Vivaldi, de la Universidad de Chile, e Ignacio Sánchez, de Universidad Católica, más que asustarnos, ha generado un masivo interés por escuchar otras visiones sobre el futuro de nuestro país y compartir la propia.
Generalmente cuando a uno le decían “¡Uf!...Tenemos que hablar” ya sea en el colegio, en una relación o nuestros padres, significaba una no muy buena noticia o en el mejor de los casos nos iban a decir algo que no queríamos escuchar. Pero la verdad, lo que había detrás de esas palabras era una invitación a mejorar la convivencia. La invitación a Tenemos que Hablar de Chile, de los rectores Ennio Vivaldi, de la Universidad de Chile, e Ignacio Sánchez, de Universidad Católica, más que asustarnos, ha generado un masivo interés por escuchar otras visiones sobre el futuro de nuestro país y compartir la propia. La semana pasada vimos algunos primeros hallazgos de estos primeros cinco mil participantes de 320 comunas.
Uno de los conceptos que se repitió en los más de mil conversatorios, es de economía de las personas o economía del hogar. Sí, así de simple el concepto, pero muy profundo. Tan profundo que muchas veces nos cegamos y el foco de los “expertos” está sobre si el modelo neoliberal sirve o no, más o menos Estado, indicadores como el Gini, PIB, comparativos Ocde, etc. En muchos de estos indicadores Chile sale muy bien parado, sin duda alguna, especialmente versus muchos vecinos y que nos debe orgullecer ¿Ahora, esta posición en el ranking tan economicista le es relevante a la profesora Andrea de Antofagasta o al enfermero de Puerto Montt? No les puede ser relevante cuando para ellos economía se define como la suma de economías personales, entiéndase valor del arriendo, precio del pan y remedios o deuda en educación. ¿Qué le importa a Andrea de Antofagasta estar mejor que Regina de Argentina, si igual no puede pagar sus remedios?
Una pregunta tal vez para hacerse al interior de las empresas es cuánto de esta vida cotidiana, de este concepto de economía personal conocemos de nuestros propios colaboradores. Sin duda que nuestra interacción y relación con múltiples actores debe mejorar, pero partamos por preguntarnos sobre las personas que todos los días contribuyen al desarrollo de la empresa. ¿Sabemos sobre su grupo familiar, hacinamiento, niveles de educación, acceso a salud, seguridad, sus prioridades o principales problemas? Y para qué saber todo esto, algunos preguntarán, inclusive algunos dirán nos vamos a meter en la pata de los caballos preguntando. Primero recomiendo ver lo que esta haciendo la CChC con la consultora Geco y su plataforma Semso donde el rol de la empresa es fortalecer el protagonismo del colaborador, para así salir de su vulnerabilidad. Y segundo, confío que un grupo muy grande de empresarios y ejecutivos que creemos firmemente en la empresa como motor de desarrollo social, más bien diremos a nuestros colaboradores, uf tenemos que hablar.
-El autor es gerente general de Westfalia