
Última cuenta pública de Boric: Qué mirar, qué cobrar

Cuando este domingo 1° de junio Gabriel Boric realice su cuarta y última cuenta pública se jugará gran parte de su capital político, porque el contenido marcará su destino político, la cancha de su coalición en año electoral y su capacidad de encauzar la agenda.
Para eso, Boric debe sortear contingencias adversas. A los escándalos de ProCultura y las licencias médicas, se suma lo de Manuel Monsalve. Hitos a ser tratados con teflón, de modo que no manchen más al Presidente, y se logre convencer a la ciudadanía que las instituciones funcionan sin distinciones.
Como es de prudencia, Boric pasará rápido por aquí, con un par de frases contundentes, que esperamos no sean cachetadas de payaso, y ojalá sin bengalas para distraer la atención, y menos usando la política exterior, como podría ser romper relaciones con Israel.
Debería seguir una autoevaluación, ya no respecto de su Programa o primera cuenta pública -una partida en falso-, sino de su segunda cuenta pública (2023), cuando se produjo el “reordenamiento de las prioridades” y el protagonismo de la gestión para superar la esfera solo simbólica de Apruebo Dignidad.
En 2023 el Presidente presentó tres ejes; derechos sociales, seguridad pública y desarrollo sostenible. En estos días, las reparticiones están trabajando arduamente para entregar datos y argumentos que convenzan que han llevado medianamente bien estos temas.
En materia social será destacado el copago cero, las 40 horas, el aumento del sueldo mínimo y la Reforma a las Pensiones. Si es mucho o poco, dependerá de las simpatías ciudadanas, las expectativas -bajadas dramáticamente en 2023-, y el impacto de éstas en la calidad de vida de los chilenos.
Menos fácil es abordar otras promesas. Por ejemplo, en salud mental el principal avance es el Proyecto de Ley Integral en la materia, presentado hace un año y todavía en primer trámite constitucional. En cuanto a género, Boric podrá exhibir mejoras en cuidados, pensiones alimenticias y lucha contra la violencia hacia la mujer. Pero, lo hará sin avances en aborto y bajo el manto del Caso Monsalve, cuando todavía resuena la frase; “no estamos hablando de un portero de un servicio público”.
En seguridad la labor retórica es más difícil. Pese a que el recién creado Ministerio de Seguridad genera gráficos halagüeños y muestra un Ministro serio y de perfil técnico, la ciudadanía probablemente no se sienta más segura que antes, porque el caballo viene desbocado hace años al no adoptar posiciones duras con la migración.
En cuanto a desarrollo la cosa no parece ir mejor. Pese a que las dificultades externas para la economía son algo objetivo, es difícil creer que la gestión ha sido buena. Los errores de la Dipres y la baja en las expectativas de crecimiento e inversión no permiten reventar la pelota hacia la mitad de la cancha del contexto internacional. Se requiere agilidad ejecutiva y no sólo legislativa para superar el; “vamos a meterle inestabilidad al país”. Respecto de la sustentabilidad, Boric ha debido hacer graves renuncios -como la aprobación del TPP11 o los Bronces Integrado-, sin impactar en el clima de negocios, que sigue esperando cortar el nudo gordiano de la permisología.
Tal vez la discusión vaya en torno de los grandes porcentajes de cumplimiento, donde el Gobierno tiene un performance similar a los anteriores. Pero, el asunto no es aritmético, cuando la promesa fue transformar Chile. La verdadera evaluación -la de noviembre- será en torno al giro realista de prioridades y la capacidad técnica para darle cumplimiento.
Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional, Universidad de Chile.
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