Un año inolvidable

Valdivia
Personas transitan con mascarilla en la costanera del río Pedro de Valdivia, en la capital de la Región de Los Ríos.

La última lección a destacar es que crisis tan duras, como la del Covid-19, requieren, por una parte, contar con un Estado no sólo robusto, sino que ágil, y, por otro lado, de crecientes instancias de coordinación y colaboración entre los mundos público y privado.



Si a fines del año 2019 a usted le hubiesen dicho que el próximo año la mayoría de las reuniones y clases se realizarían de manera virtual, que tendríamos que estar confinados en nuestros hogares por meses, que cientos de empresas emblemáticas quebrarían o tendrían que reorganizarse judicialmente, o que no se llevarían a cabo los Juegos Olímpicos en Tokio, habría creído que se trataba de predicciones propias de la ciencia ficción o del Día de los Inocentes.

Sin embargo, los eventos o situaciones inauditas, pasaron a ser habituales para el año que termina, el cual estuvo esencialmente impactado por la grave crisis sanitaria del Covid-19, que azotó sin piedad al mundo entero.

En el contexto antes señalado, en un balance y lecciones de lo que hemos vivido en estos últimos 12 meses en nuestro país en el ámbito económico y empresarial, me gustaría destacar a 3 de cada una de éstas.

Comenzando por el balance, primero que nada hay que decir claramente que somos un país más pobre, endeudado y debilitado, lo cual es el efecto no sólo de la crisis sanitaria sino que también del estallido social y de violencia que viene azotándonos desde el 18/10/19. La caída proyectada del PIB en torno al 6%, la gran cantidad de personas desempleadas, sectores y empresas de todo tamaño golpeadas o que han desaparecido son un botón de muestra de esta compleja situación.

En segundo lugar, pese al magro escenario anterior, existen no pocas personas y empresas que han sido capaces no sólo de sobrevivir en medio de esta verdadera “tormenta perfecta” derivada de los factores exógenos y endógenos que hemos que tenido que soportar, sino que han experimentado un inusual crecimiento en la demanda por sus servicios y bienes -como es el caso de las tecnologías asociadas a internet y transformación digital- o que han sido capaces de innovar y reinventarse de manera disruptiva, como ha ocurrido con el mundo de la educación online.

El balance lo cerraría con la creciente y muy poco virtuosa relación -que se ha exacerbado en el último tiempo- entre el clima político y el entorno empresarial, en donde hemos sido testigos de pésimas y populistas leyes que se han aprobado en el Congreso, como fueron los retiros 1 y 2 “del 10%” de los fondos de pensiones, que, junto con el nefasto precedente generado por haber prescindido de los técnicos de todas las tendencias, han extinguido el ahorro para las futuras pensiones de millones de personas, las que tendrán que esperar a que el Estado misericordioso se apíe de ellas cuando se jubilen.

En lo relativo a las lecciones, lo primero es tener claro que vivimos en un entorno VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), en donde no tenemos ninguna posibilidad de proyectar el largo plazo, muy limitadas el mediano plazo y con no pocas reservas el corto plazo.

La segunda lección importante dice relación con la necesidad de que seamos -tanto a nivel personal como en nuestras organizaciones- cada día más dúctiles, cuestionadores del status quo, abiertos a re-educarnos y versátiles.

La última lección a destacar es que crisis tan duras, como la del Covid-19, requieren, por una parte, contar con un Estado no sólo robusto, sino que ágil, y, por otro lado, de crecientes instancias de coordinación y colaboración entre los mundos público y privado. Tal como ocurrió en la crisis financiera 2008-2009, las crisis sin precedentes requieren de medidas sin precedentes mediante un fuerte y complementario trabajo conjunto a nivel de todos los estamentos de la sociedad. Sólo unidos saldremos fortalecidos.

-El autor es director Académico Lampro USA y Socio AltaDirección Capital