Un nuevo ciclo

boric cañaveral


Por Juan Carvajal, periodista y ex director de la Secom

No cabe duda que el viernes comienza un nuevo ciclo de la política chilena, que es el resultado de una crisis social que se expresó con toda su fuerza a partir del estallido social y que instaló una nueva mayoría que hace su ingreso a La Moneda. Lo que se inicia con la asunción del Presidente Boric es mucho más que un cambio generacional. Ingresa también con toda su fuerza el ímpetu femenino, con una mayoría de mujeres en el comité político y en la lista de ministros; y como un dato inédito, una ministra del Interior rompiendo con el imperio masculino en ese cargo. A eso habría que agregar la decisión del nuevo Mandatario de instalarse en el barrio Yungay para vivir durante su administración, lo que modifica la tradición de elegir a los municipios del sector oriente para este fin; entre otras tantas señales con las que llega el Presidente Boric.

Pero si bien es cierto todo lo anterior habla de un profundo cambio de estilo, que bien puede Boric y el equipo gubernamental manejarlo e imponerlo como el signo de los nuevos tiempos, no es lo mismo lo que ocurre con el complejo escenario que debe enfrentar y que depende -en este caso- de variantes cuya solución está en manos de otros actores. Con un Congreso dividido, una crisis migratoria que traspasó las fronteras de la zona norte y se tomó la zona céntrica de Santiago, con la instalación de familias completas en carpas que se han convertido en las “poblaciones callampas” del nuevo siglo, y una crisis mayúscula en la Macrozona Sur, lo que se impone como primer desafío es dialogar, seducir, construir convergencias y mayorías para avanzar en cada proyecto, y la necesidad de destreza política y capacidad de liderazgo para alcanzar mayorías y resolver los problemas.

En este sentido, cabe destacar la relevante decisión estratégica del futuro Presidente al incorporar a su gobierno a fuerzas más allá de la alianza PC/FA, generando así una ampliación de la coalición hacia el centro, entregándole mejores proyecciones a sus iniciativas legislativas y mayor gobernabilidad; especialmente considerando que la Convención Constitucional entró en el “área chica” del debate, dejando una estela de críticas de diversos sectores que han comenzado a instalar dudas sobre el éxito final de su tarea.

Con una ciudadanía exigente, cansada de esperar y con altas expectativas de que el gobierno entrante asuma los cambios que Chile necesita, es de esperar que se materialice la proyección más optimista y positiva de la nueva consejera del Banco Central, Griffith-Jones, quien señala que de lograrse un buen manejo macroeconómico con buenas políticas públicas, “se sentaría la base para un crecimiento futuro más rápido e inclusivo, basado por ejemplo, en las grandes oportunidades que Chile tiene en relación al litio, hidrógeno verde y la probable demanda de cobre, todos vinculados a las necesidades de la transición verde a nivel mundial, incluyendo la electromovilidad”.

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