Un perdón a viva voz para Katty Hurtado

Katty Hurtado


SEÑOR DIRECTOR:

Si bien han pasado seis años desde la condena de Katty Hurtado por el parricidio de su marido en situación defensiva, satisface saber de su indulto por condena injusta. Y es que así ha sido. En un 2024 con más conocimientos (aunque aún difusos, conocimientos, al fin y al cabo) sobre la perspectiva de género, Hurtado, habría sido absuelta por legítima defensa.

Esto no tiene que ver con una nueva concepción sobre legítima defensa, sino que con la existencia de un órgano adjudicador preparado para entender los casos de justicia especializada, la violencia de género y cómo esta se pondera de manera diferenciada en el caso concreto, porque el historial de violencia hace una diferencia ineludible en la reacción defensiva de quienes la sufren. Este caso se trató de una acción defensiva ante una agresión actual y un intento de violación por parte de su pareja.

Si no nos podemos defender legítimamente en esas situaciones, ¿entonces cuándo?

Negando la procedencia de legítima defensa con nula consideración al historial de violencia de la imputada, esta es violada al interior del recinto penitenciario, siendo nuevamente el Estado su principal agresor. No deja de recordar el caso de Katty Hurtado y el indulto (tardío e insuficiente, pero indulto, al fin y al cabo) al de Gabriela Blas -indultada el 2012- mujer aimara injustamente condenada por la muerte de su hijo, cuya hija fue dada en adopción internacional y nunca más devuelta a su madre.

Casos como este conmueven, duelen y enrabian, porque siguen siendo decisiones que dependen del gobierno de turno, y porque el indulto además de dar cuenta de un error debiera conllevar un perdón fidedigno a viva voz. Se lo debemos.

Alejandra Castillo Ara

Académica UDP

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