Un tema “emergente”. ¿En serio?

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Por Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer

“El feminismo existe desde el siglo XVIII, las leyes de aborto datan de la década del 70 y, según el debate de Anatel, la igualdad de género es un tema emergente”, reaccionó en Twitter la académica Yanira Zúñiga, durante el último bloque de discusión entre la y los presidenciables el lunes pasado.

Fue un segmento que, entre los temas de igualdad de género y crisis climática, puso a prueba la convicción y claridad de quienes participaban, sin apropiarse de una causa que es colectiva, pero comprometiéndose para impulsarla con voluntad política. Comentada fue la intervención de Marco Enríquez-Ominami, autodenominándose autor del primer proyecto de ley de aborto en democracia, pero particularmente la performance de José Antonio Kast, quien tuvo la inadecuada salida de preguntar a la entrevistadora: “¿Usted es casada?”, para argumentar por qué las mujeres con dicho estado civil -y no las jefas de hogar- debían recibir más ayudas fiscales.

Es totalmente inapropiado calificar la lucha de siglos por el avance y reconocimiento de los derechos de las mujeres como un tema “emergente”. No solo invisibiliza su historia, sino también una profusa producción de conocimientos y movilización global.

Otra cosa es reconocer que, efectivamente, en los últimos años el feminismo pasó de ser una fuerza disruptiva a adquirir un protagonismo y poder social -hasta ahora- inédito, convirtiendo sus reivindicaciones en cuestiones clave para el avance hacia una sociedad más justa y sostenible. No se trata, pues, de problemas que recién “surgen” y a los que hay que atender entre un lote. Es fundamental entenderlos como un asunto transversal, a la base de la estructura del país que queremos construir. Por ello, señores/a candidatos/a, es ineludible que el próximo gobierno ponga esta agenda entre sus prioridades.

Sabemos, por las candidaturas, que temas como la instauración de un Sistema Nacional de Cuidado, la necesidad de una recuperación económica con perspectiva de género, avanzar en paridad en la toma de decisiones y en derechos sexuales y reproductivos, son parte de las propuestas de, al menos, tres presidenciables. Si se deja fuera el aborto, se llega a cuatro, de un total de siete candidatos.

Evidentemente aún queda camino por recorrer para una igualdad real y sustantiva. Por lo mismo, importa (y mucho) cómo vamos a sostener los avances alcanzados sin permitir retrocesos en institucionalidad, normas, derechos adquiridos y, al mismo tiempo, seguir empujando el cierre de brechas de género y cambios trascendentales para la vida de las mujeres, en tiempos en que se escribe una nueva Constitución por una Convención paritaria y con elecciones generales para elegir nuevo Presidente/a, renovar la Cámara baja (155) y poco más de la mitad del Senado (27 de 50).

Este domingo nos corresponde ir a votar, ejerciendo nuestro poder ciudadano en una cita histórica, la más importante de las últimas décadas. Frente a todo lo que está en juego, no cabe abstenerse. ¡Todas y todos a las urnas!

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