Una campaña cuesta arriba
Constanza Hube, profesora de Derecho Constitucional UC
Sobre la hora, y solo un par de días antes de comenzar con el período de propaganda electoral, se aprobó finalmente el proyecto que aumenta las facultades del Servel. ¿Proyecto importante? Sin duda, pero seguimos enfocándonos en el “plebiscito seguro”, más que en llegar informados al día “D”.
Ya iniciado el período de propaganda electoral, aún subsisten grandes limitaciones para desarrollar una campaña informativa y que permita un contraste efectivo de ideas. Está claro que hoy estamos lejos de poder llevar adelante una campaña tradicional (eventos masivos, puerta a puerta, etc.) y que hay que ser creativos. No obstante, esto no debe impedir que generemos todas las condiciones y garantías necesarias que permitan un voto verdaderamente informado.
Hay dos temas que preocupan de cara al plebiscito y sus alternativas: las brechas digitales para informarse y las expectativas respecto a una nueva Constitución. Con respecto a las brechas digitales, un reciente estudio de la Fundación País Digital sobre “Brecha en el uso de Internet: desigualdad digital en el 2020” revela que el uso de Internet no es homogéneo, y que existen cuatro elementos que permiten explicar su comportamiento a nivel nacional: nivel educacional, zona urbano/rural, nivel socioeconómico y edad. Así, solo a modo de ejemplo, dicho estudio revela que solo el 47% de los mayores de 65 años son usuarios de Internet, y solo un 57,9% de la zona rural (versus un 81% en la zona urbana). ¿Se logra verdaderamente el objetivo de contrastar ideas solo a través de medios digitales? Dudoso. Importante tener en cuenta, además, que hay más de 50 comunas en cuarentena (o que entrarán a cuarentena), por lo que pareciera que necesariamente la propaganda en dichos lugares solo será por redes sociales.
Un segundo punto tiene que ver con las grandes expectativas que se han generado en la ciudadanía respecto a la relación entre el contenido de una nueva Constitución y una mejor calidad de vida. Es útil tener a la vista algunos datos que entrega la encuesta Cadem de diciembre. El 58% cree que ayudará a mejorar su situación económica, personal y familiar, cerca de un 80% considera que la nueva Constitución mejorará el acceso a la educación, salud y pensiones, y un 75% cree que reducirá la desigualdad. A esto se suma, el poco conocimiento respecto de las disposiciones de la Constitución vigente.
El ajuste de las expectativas, un mayor conocimiento de los contenidos de la Constitución y, sin duda, un contraste efectivo de propuestas, más que titulares y eslóganes, es indispensable. En un contexto, donde, además, la disposición a votar bajó de un 90% (en marzo) a un 62%, el día “D” sin dudas es importante, pero llegar informados también, y pareciera que tenemos precarias condiciones para aquello; y, sin duda, muy poco tiempo.