Una nueva CNA
Por Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar
Mientras el debate en educación se enfoca en el retorno a clases, la implementación de la Ley de Educación Superior sigue avanzando. Así, el viernes, la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) presentó para consulta pública los documentos de criterios y estándares para la acreditación de las instituciones de educación superior y de las carreras y programas que deben acreditarse obligatoriamente: doctorados, pedagogías y programas del área de la salud, además de los programas de magíster.
El hecho es relevante, pues presenta la oportunidad de pensar el modelo de aseguramiento de la calidad y el rol que asume la CNA dentro de éste. En este sentido, tanto la consulta que se realiza ahora, como las reuniones que sostuvo la comisión con diversos rectores para conocer sus inquietudes y miradas frente a los desafíos que genera la pandemia, son pasos que avanzan hacia una visión más comprensiva del sistema, en donde la CNA tiene un rol de mayor acompañamiento y promoción de la calidad. Avanzar en esta línea permite reconocer a las instituciones como primeras responsables de la calidad de la educación que entregan, las hace partícipes y aprovecha sus experiencias y conocimientos. Además, da cuenta de un sistema que se construye desde la confianza y la credibilidad, aspecto clave para el aseguramiento de la calidad.
Sin embargo, estos pasos incipientes no son suficientes para revelar un cambio en la mirada que hasta ahora ha sido comprendida por la CNA, desde un rol más bien auditor o controlador. Para que efectivamente pueda avanzarse hacia un modelo distinto que promueve y no castiga a las instituciones, es necesario que esa mirada se vea reflejada en los documentos que se presentaron para su consulta.
En primer lugar, los documentos deben aportar valor a las IES para orientar sus buenas prácticas, identificar las oportunidades de mejora y promover su fortalecimiento, instalando una cultura de la calidad. En esto, aún queda camino por recorrer, pues la propuesta aún mantiene un tono de control y cumplimiento, cuando ese objetivo lo cumple ya la Superintendencia.
Una mirada en esta línea permite atender a la diversidad de las instituciones y a la complejidad de nuestro sistema de conformidad a los proyectos educativos, visión y misión de cada institución, permitiendo mayor flexibilidad y valorando los mecanismos que las propias instituciones han elaborado para asegurar su calidad interna y que surgen del propio ejercicio académico. Sobre esto, un punto importante lo ha puesto el Centro de Políticas Públicas UC en un reciente estudio, donde se critica que la CNA subestima estos mecanismos por debajo de los que ella misma ha definido, aspecto que a fin de cuentas termina rigidizando el sistema y no necesariamente le aporta mayor valor.
Por último, una mirada más comprensiva debe verse reflejada en los procesos de acreditación que se sigan, entregando también confianza y credibilidad a las propias IES, mediante procesos transparentes y objetivos, donde los pares evaluadores son efectivamente pares y no entes fiscalizadores externos, con una mayor participación por parte de las casas de estudio en el seguimiento del proceso, manteniendo una comunicación clara y expedita de forma que las decisiones se sustenten en un conocimiento más acabado de las instituciones y sus programas.