Una presidenta de la Convención Constitucional

¿Cómo piensan las listas de la Convención Constitucional?


Por Miriam Henríquez, decana Facultad de Derecho Universidad Alberto Hurtado

El próximo 4 de julio, se instalará la Convención Constitucional y, en esa oportunidad, deberá elegirse la Presidencia y Vicepresidencia por la mayoría absoluta de los convencionales en ejercicio. Conformarse y elegir la mesa directiva - el primer día de un órgano sin precedentes - no es una tarea sencilla. Sin embargo, las y los convencionales electos han avanzado en aunar criterios: la mesa directiva debe reflejar la diversidad del órgano constituyente.

La presencia equilibrada de mujeres y hombres en la Convención ya es un hecho. La idoneidad y liderazgo de las convencionales electas es indiscutible. Y, todo hace presagiar que la presidencia de la Convención la desempeñará una mujer. Son grandísimos pasos para la legitimad del proceso y de la futura Constitución, pero lamentablemente la experiencia comparada nos muestra que no hay garantías de que una mayor representación numérica de mujeres se traduzca automáticamente en una mayor igualdad dialógica en los procesos constituyentes. Por ello, la discusión que se dará sobre el reglamento es una oportunidad para adoptar las medidas que aseguren su incidencia tanto en la deliberación como en la toma de decisiones.

¿Cómo la organización de la Convención puede aumentar las posibilidades de que las convencionales repercutan en la discusión y en la adopción de los contenidos constitucionales? ¿Qué formas de trabajo son más favorables al desempeño de las convencionales? ¿Cómo prevenir la violencia política de género? Algunas de las respuestas fueron anticipadas por varias organizaciones al proponer el Reglamento Feminista.  No solo la mesa directiva debe ser paritaria, sino también las comisiones temáticas y funcionales que se establezcan, las que deben tratar los asuntos de su competencia sin sesgos de género. Este criterio debe orientar la elección de todas las autoridades de la Convención. Otros aspectos relevantes incluyen la conformación física del espacio, las reglas para el uso de la palabra, el tamaño de las comisiones de trabajo. Una participación significativa también dependerá de los horarios de trabajo y de su compatibilidad con las tareas de cuidado que aún recaen principalmente sobre las mujeres. La persecución de las agresiones, acoso y ataques, tanto físicos como a la reputación, será otra de las claves a considerar.

Por otra parte, la configuración del proceso participativo debe atender la brecha de género generada por motivos culturales, socioeconómicos, de centralización, entre otros. No será suficiente abrir los cauces de participación a la sociedad civil, si no se idean mecanismos que faciliten a las mujeres involucrarse activamente.

Estamos próximos a presenciar la instalación de la primera Convención paritaria del mundo. Debemos estar conscientes de que, hasta este momento, la participación de las mujeres como hacedoras de Constituciones ha tenido lugar más fuera que dentro de los órganos constituyentes. Es necesario, entonces, asegurar su incidencia real.

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