SEÑOR DIRECTOR:

La reciente cifra de 17 mil fallecidos y tres millones de pacientes en listas de espera es alarmante. El foco suele estar en quienes esperan en sus casas, sin embargo, nos preocupa especialmente el impacto de estas listas en los servicios de urgencias.

El problema no sólo radica en las demoras, sino en cómo se ve afectada nuestra área, ya que pacientes que deberían estar con sus cirugías resueltas o en hospitalización, ocupan camillas en urgencias porque no logran ser admitidos formalmente en los hospitales y se van descompensando clínicamente en la espera.

La espera de camas en la urgencia no sólo limita la capacidad de respuesta a nuevos pacientes, sino que genera una pérdida económica para los hospitales, ya que estas prestaciones no son reconocidas como hospitalizaciones formales y, por lo tanto, no se financian adecuadamente.

Muchas patologías en listas de espera desencadenan repetidas visitas a urgencias, justamente por no ser tratadas a tiempo, estando cada vez peor, lo que no solo afecta directamente el pronóstico del paciente, sino que encarece al sistema. Si queremos devolver a las urgencias su capacidad de respuesta inmediata, resulta perentorio que el sistema aborde las listas de espera de forma integral, efectiva y eficaz.

Allan Mix Vidal

Pdte. Sociedad Chilena de Medicina de Urgencia

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