Vacunas: baluarte innegable de la salud

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Por Enrique Paris, pediatra y decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad Mayor

La contingencia provocada por el Covid-19, que hoy impacta a nuestro país y al mundo, ha desplazado una gran cantidad de programas y acciones de salud, ya sea por las medidas emanadas desde la autoridad de salud para la optimización de infraestructura hospitalaria y del recurso humano, o para evitar la exposición de pacientes ante el virus. Junto a esto, el propio temor en las personas a asistir a centros de salud a menos que sea estrictamente necesario, hace que el panorama se mantenga enfocado en la actual crisis sanitaria.

No obstante, durante los últimos días, hemos visto diferentes autoridades, organizaciones y especialistas haciendo un llamado en común a no descuidar otros aspectos muy relevantes en las políticas de salud pública de nuestro país, como son la urgente necesidad de dadores de sangre o no dejar de lado los controles de niño sano, actividad dirigida a promover la salud del niño y la niña en forma integral.

Dentro de estas alertas se hace mucho énfasis en que no se debe suspender la administración de vacunas correspondientes al Plan Nacional de Inmunizaciones (PNI). Hoy no podemos correr el riesgo de que brotes de otras enfermedades aparezcan por dejar de vacunar a la población con sus respectivas vacunas programáticas.

Por otro lado, la imperiosa y frenética búsqueda de una vacuna contra el Covid-19 genera un valioso espacio para conversar y educar a la ciudadanía y grupos objetivos bajo la premisa de volver a lo básico: las vacunas salvan vidas. Incluso la necesidad de encontrar y producir esta vacuna ha producido un giro en los detractores de la vacunación. ¿Podemos creer que esto sea un cambio en la visión de ellos? No necesariamente, pero sí vemos que se presenta una oportunidad para volver a establecer con fuerza tres atributos claves de las vacunas: efectividad, eficacia y seguridad, junto con la posibilidad de acceder a una inmunización para otras enfermedades como la Influenza, la Tos Convulsiva -o Coqueluche- y el Pneumococo.

Todas ellas producen en la persona infectada síntomas como fiebre y tos que podrían confundirse con los síntomas del Covid-19. Recordar también la enfermedad meningocócica, la cual es poco frecuente, con mayor incidencia en los niños menores de un año y que puede tener desenlace fatal. Sus síntomas iniciales pueden ser similares a la gripe y empeorar rápidamente. Estas enfermedades hoy cuentan con vacunas incorporadas al PNI del Ministerio de Salud, por lo tanto, son prevenibles.

Aprovechemos entonces un escenario sanitario en extremo complejo, para transmitir y promocionar a la población el valor de las vacunas como un baluarte innegable de la salud individual y comunitaria dentro de la sociedad en la que vivimos.