Valorar de verdad el teletrabajo

Teletrabajo


Por Mariana Bargsted, académica de la Escuela de Psicología Universidad Adolfo Ibáñez; Jeanne Lafortune, profesora titular, Instituto de Economía, Pontificia Universidad Católica de Chile; Jesús Yeves, académico de la Facultad de Psicología Universidad Diego Portales; investigadores del Núcleo Milenio sobre el futuro del trabajo

El día después de la decisión del Ministerio de Educación y del Ministerio de Salud de adelantar y alargar las vacaciones de invierno de los colegios y jardines en Chile, la Dirección del Trabajo emitió un dictamen obligando a las organizaciones a permitir el teletrabajo para padres o madres a cargo de hijos afectados por la política. Esta decisión es preocupante para el futuro del teletrabajo en Chile.

Creemos que el teletrabajo es una modalidad de trabajo que puede generar muchos beneficios para los trabajadores, la cual permite a estos decidir dónde quieren realizar su trabajo, ya sea de forma total o parcial. Existe evidencia de que mejora la satisfacción laboral de los trabajadores que teletrabajan, al igual que impacta positivamente en la productividad, en comparación con quienes no teletrabajan (Bloom et al., 2013). Hay otros potenciales beneficios que van más allá del propio trabajador y su organización, como, por ejemplo, una disminución de la congestión urbana y de la contaminación por la disminución de desplazamientos. Además, la implementación masiva durante la pandemia permitió a muchas personas experimentar las posibles ventajas, pero también las tensiones de esta modalidad al momento de conciliar con la vida personal.

Por ejemplo, se ha observado que quienes teletrabajan tienen menores posibilidades de promoción (Bloom et. al, 2013), y tienen temor a no ser considerados para nuevos desafíos o proyectos (Michel y Kosser, 2011). Eso indica que, de alguna manera, la percepción que tiene el empleador de la productividad y potencialidades de desarrollo del trabajador podría cambiar cuando él o ella trabaja desde su casa. Si queremos entonces que el teletrabajo sea una opción atractiva para el futuro, tenemos que asegurarnos de cuidar estas percepciones.

Y es ahí donde la decisión de la Dirección del Trabajo es compleja. Si bien puede facilitar la situación de quienes no van a tener que tomar vacaciones para cuidar a sus niños durante la semana adicional de vacaciones, parece implicar que cuando un padre o una madre esté trabajando desde la casa, el problema de cuidado de menores se resuelve. Sin embargo, esto supone un conflicto y una sobrecarga para la persona que tiene que cumplir con dos roles al mismo tiempo, el del cuidado de la familia y el del trabajo.

Todos los que tuvieron que cumplir horario laboral en teletrabajo durante la pandemia, saben muy bien que el tiempo que se podía dedicar a labores de cuidado era muy escaso. Si queremos que los empleadores vean con buenos ojos el uso de la modalidad de teletrabajo, tenemos que quebrar el mito de que trabajar desde la casa no implica la misma contribución a la empresa. Y eso nos lleva a la necesidad de comprender mejor qué es el teletrabajo, el cual no es una medida para hacer frente a cualquier contingencia contextual, sino una modalidad de flexibilidad laboral orientada a que el o la trabajadora pueda realizar su trabajo desde un lugar distinto que las instalaciones de la organización, mediante el uso de tecnologías de información. Si bien durante el inicio de la pandemia fue necesario para mantener el distanciamiento social y el funcionamiento de las organizaciones, ésta no es una medida que se puede aplicar a la ligera. Varios estudios han mostrado que la aplicación del teletrabajo cuando no se tienen en cuenta aspectos como el trabajo en sí mismo, las condiciones logísticas para su implementación o la voluntariedad del empleado, conlleva consecuencias negativas para su bienestar y la salud.

Además, si el empleador ofrece flexibilidad horaria junto con teletrabajo, Yeves, Bargsted y Torres (2022), demuestran que durante la pandemia esto aumentó la sobrecarga de trabajo disminuyendo así la salud mental de los teletrabajadores. Esto se debe en parte a cómo las medidas de teletrabajo fueron aplicadas, con poco control respecto a dónde trabajar, con difusos límites de horarios y con demandas de cuidado familiar paralelas, lo que implicó que la jornada laboral realmente nunca terminara.

La decisión de extender las vacaciones escolares para resolver un tema sanitario afectará de manera negativa a los niños y sus padres, en la medida en que genera una problemática familiar asociada al cuidado de los niños y la tensión con las demandas laborales. La decisión de la Dirección del Trabajo no soluciona este problema, pero contribuye a la percepción de que el teletrabajo puede aplicarse como modalidad de conciliación laboral, sin tener en cuenta los ajustes y demandas que han de hacerse para que funcione adecuadamente. Esto puede, a la larga, contribuir a que las organizaciones tengan menor interés en implementar el teletrabajo por las creencias de que es una medida que puede disminuir la productividad, cuando en realidad la aumenta siempre y cuando se aplique en las condiciones adecuadas.

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