SEÑOR DIRECTOR:
Es preocupante tanto el reciente resultado en certámenes internacionales de educación de nuestros niños como el estudio de la OCDE que concluye que un 44% de chilenos tiene bajas habilidades en comprensión lectora y matemáticas. Si bien un mayor y mejor conocimiento en matemáticas y lenguaje es importante, es tanto o más relevante una educación que tienda a instalar ciertas actitudes o comportamientos. Ya es sabido que la verdadera educación de una persona es lo que le queda cuando haya olvidado aquellos conocimientos. Es que, de no ocuparnos de ello, seguiremos, por ejemplo, sometidos a tener calles y caminos que parecen basureros y muros como letrinas y pizarras de garabatos; continuaremos viendo a quienes sortean los torniquetes en la locomoción colectiva y a quienes se saltan la fila en los servicios públicos; seguirán insultos y bocinazos entre colegas conductores y se verá que adultos mayores son pasados a llevar, y habrá que continuar oyendo intimidades familiares o laborales, con groserías incluidas, de quienes vociferan con su teléfono móvil. En fin, sin una verdadera educación, masiva y de calidad, será difícil tener una convivencia civilizada.
Moisés Silva Triviño
Profesor universitario
