SEÑOR DIRECTOR:
A menudo escuchamos que la crisis de seguridad puede abordarse incrementando la rigurosidad en el manejo del orden público, como la militarización y el endurecimiento de las penas. Sin embargo, casi nunca hablamos sobre cómo nuestras ciudades van cimentando la inseguridad, replicando las desigualdades sociales y la segregación.
Un ejemplo concreto es la situación de Estación Central. Entre 2010 y 2020 fue la comuna de la RM donde se llevó a cabo la mayor construcción de edificios de alta densidad, los famosos “guetos verticales”. Tan solo en el 5,8% de la superficie comunal habita el 40% de la población de Estación Central.
Resulta legítimo cuestionarnos entonces cómo la falta de planificación adecuada en la construcción influye en la seguridad. La concentración de población en áreas densamente urbanizadas aumenta la presión sobre servicios públicos y la infraestructura, lo que afecta negativamente la calidad de vida de los residentes e impacta en los índices de delincuencia. En 2013, la mencionada comuna contabilizaba 2.802 delitos de mayor connotación social; diez años después, estos aumentaron un 77,4%.
De allí la necesidad de democratizar la planificación de nuestras ciudades, haciendo partícipes a las comunidades en la construcción de sus entornos, dotándolas de agencia política para definir sus formas de vida y fomentando la colaboración público-privada para desarrollar espacios de alto valor social.
Merry Hernández
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.