SEÑOR DIRECTOR:
Nos embarga un profundo dolor que confronta nuestra esperanza al enterarnos esta semana de la muerte de Alexander Dancyg (76) y Yagev Buchshtab (35) secuestrados por Hamás en octubre. En tiempos que clamamos por la paz y la liberación de los rehenes, nos entristece enterarnos que otros civiles inocentes perdieron la vida en Gaza.
Es desgarrador recordar y honrar la memoria de Alexander, un educador e historiador, que dedicó su vida al diálogo entre culturas, de una forma tan destacada que en marzo se anunció que era el ganador del Premio Águila Jan Karski por su defensa de los DD.HH. y promoción de la integridad de grupos étnicos y religiosos.
También lo es recordar y honrar la memoria de Yagev, secuestrado junto a su esposa Rimon,
A pesar de los esfuerzos de rescate y negociaciones, aún quedan numerosas personas en cautiverio sin información que indique si están con vida o no, prolongando aún más el sufrimiento.
Estos hechos revelan que el terror islámico tiene sumidos a dos pueblos en el horror y la guerra, sin importarle los intentos genuinos de paz y coexistencia.
En medio del conflicto bélico honrar la memoria de todas las víctimas inocentes y trabajar para cesar la violencia, nos permitirá detener al terror y el odio, que buscan destruir comunidades pacíficas y democráticas.
Está claro que el secuestro, la tortura y crímenes sexuales nunca pueden ser utilizados como un arma de guerra. Solo con un compromiso renovado y conjunto podremos aspirar a un futuro, donde tragedias como estas sean recordadas como parte del pasado y vislumbrar un presente en que la paz sea una realidad para todos.
Daniel Hasson K.
Vicepresidente de la Comunidad Judía de Chile
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