Volver a la política

Gabril Boric


Por Paulina Vodanovic, presidenta de Horizonte Ciudadano

Ayer empezó un nuevo ciclo político en Chile. Un Presidente que, generacional y políticamente, difiere de todos los anteriores, y en quien recae un peso enorme:responder a las expectativas que su épica campañainstaló.

Prometió ante el pueblo y los pueblos de Chile. No es algo meramente semántico ni simbólico. Dice relación con su visión de país y de cómo integrar a todos y todas a este ciclo. Es el (último) Presidente que asume con la Constitución de 1980 y que -muy probablemente- firme la nueva Carta Fundamental.

Por eso, la Convención Constitucional es el inmediato y gran desafío del gobierno. No es solo el resultado final o el texto, sino el ánimo del proceso. Pareciera que muchos de las y los constituyentes no tienen un diagnóstico común, o no conviven en el mismo país. Que algunas propuestas no son para que convivamos en armonía en el futuro, sino para establecer aún más diferencias de las ya existentes.

El gobierno debe respetar la autonomía de la Convención, pero no puede ser indiferente al estado de ánimo que se instala a ratos, de descalificación y poco afecto. Es verdad que trascienden mucho más aquellas ideas disruptivas de la Convención; pero el problema no es comunicacional sino político. La hoja en blanco puede escribirse de mil formas, pero debe aunar al país, crear una institucionalidad propia de nuestro territorio y nuestra gente. Debe establecer un sistema coherente, pues la Constitución es el marco del ordenamiento jurídico nacional.

Y no es solo técnico, sino algo que tiene que ver con el alma nacional; ese será otro de los desafíos para el Presidente Boric.

Permitir el reencuentro, o generar el encuentro, entre chilenos y chilenas tan diversos, que muchas veces olvidan que somos compatriotas. Quienes viven en las “tres comunas” no tienen, en general, nada que los vincule a quienes viven en zonas más vulnerables; no conocen “esa realidad”.

La brecha laboral entre hombres y mujeres, las diferencias entre regiones, o la justicia -tan distinta según la clase social- también hace que haya muchas formas de ser chileno/a. Y eso tal vez explica el ánimo de la constituyente. La nueva Constitución puede reencontrarnos, hacernos partícipes de este nuevo Chile. El desafío es que esa Constitución sea de verdad la casa de todos, que nos represente en lo que tenemos en común y distinga las diferencias, pero necesariamente en unidad, y que nos permita avanzar hacia un Estado social de derecho.

Para que el nuevo Mandatario logre los grandes cambios que reclama la ciudadanía no solo se requiere de la nueva Constitución, sino de legislar con un Congreso donde el gobierno no tiene mayoría. Entender que, aunque a muchos nos pese, la derecha aún tiene importante apoyo en la ciudadanía y, en consecuencia, una alta representación en el Parlamento.

Para implementar los cambios se requerirá de la habilidad que han demostrado poseer quienes ayer han asumido el gobierno. La tarea permanente será volver a la política.

Lo ha dicho el propio Presidente Boric: hay que escuchar y escuchar; escuchar, dialogar y buscar acuerdos. La tarea no será fácil, pero es la forma de avanzar por el bien del pueblo y de los pueblos de Chile.

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