Votando se hace historia
El llamado a votar se ha escuchado fuerte y claro desde diversos sectores de la sociedad. Este acto eleccionario renovará a un importante número de actores políticos y definirá a los 155 convencionales que escribirán la nueva Constitución, lo que resulta particularmente relevante considerando el difícil momento que atraviesa nuestra democracia.
Los devastadores efectos de la pandemia en el crecimiento económico, el complejo contexto social y el crispado clima que se ha instalado en los espacios de debate público, han exacerbado el profundo malestar y desconfianza respecto de la política y de las elites tradicionales, consecuencia de lo cual, la gobernabilidad se ha tornado especialmente complicada.
Los retos que acechan a nuestra democracia son comunes a otros países. En un breve lapso, la democracia a nivel global, ha transitado desde la concepción esperanzadora de Fukuyama, que la concebía como la forma final de gobierno que marcaría el fin de la historia, al análisis menos optimista que recogen Levitsky y Ziblatt en Cómo mueren las democracias, por mencionar alguno de los libros que recogen este preocupante proceso de deterioro democrático.
Paradójicamente, en cifras, la democracia vive su mejor momento. El 62% de los países del mundo son actualmente democráticos, sin embargo, hemos sido testigos de cómo la democracia está siendo erosionada, fundamentalmente, debido a la proliferación de políticos populistas, anti-sistema, que fomentan la polarización y fragmentación, promoviendo reformas legislativas que, pasando por encima de la Constitución, debilitan el Estado de Derecho y socavan la confianza ciudadana en las instituciones.
Esta peligrosa combinación pone a prueba la capacidad de las sociedades para afrontar desafíos complejos y superar crisis de gran envergadura. Chile no es la excepción. Luego de estos difíciles meses, es indispensable que el país recupere y fortalezca su estabilidad política e institucional, garantizando la certeza y seguridad jurídica que blindan la inversión, incrementan la productividad, incentivan la competencia y promueven el crecimiento económico sostenible, imprescindible para el mejoramiento progresivo del bienestar social.
Sin duda, sobran razones por las que preocuparse, pero este es el momento de ocuparse y votar con la convicción de que es la forma de revertir esta escalada de afrentas a los pilares de nuestra democracia, eligiendo a quienes creamos capaces de revalidar nuestros vínculos sociales sobre la base de amplios consensos, encaminando a Chile hacia la recuperación de la robusta tradición republicana de la que da cuenta nuestra historia.
Investigadora CLAPES UC. Prof. en Fac. de Economía y Administración UC.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.