Vuelta al trabajo..., ¡y a clases!
Por Francisca Jünemann, presidenta ejecutiva de la Fundación ChileMujeres
Sabido es lo devastadora que ha sido la pandemia para la autonomía económica de las mujeres. Solo sus tres primeros meses borraron una década de avances en empleo femenino, crisis que agudizó a su vez el enquistamiento cultural de los roles de cuidado. Fueron las mujeres quienes asumieron el costo de perder sus empleos por el cierre de los sistemas de cuidado y educacionales.
Y este 2022, ¿cómo lo comenzamos? Inmersos aún en una crisis laboral, con 690 mil empleos por recuperar y con un aumento preocupante de la informalidad, con 2,4 millones de personas trabajando en esta condición, alcanzado según las cifras del INE el 29,6% en el caso de las mujeres, con un aumento del 2,5 puntos en un año; mientras que en los hombres el alza fue 0,4 puntos.
Debemos por lo tanto cuidar los empleos recuperados; recobrar más y lograr trabajos formales para el casi medio millón de mujeres que, de acuerdo al “Estudio Longitudinal Empleo Covid-19″ de la UC, quieren pero no pueden salir de sus casas en busca de puestos laborales debido a la crisis sanitaria que aún nos afecta.
¿Qué debemos hacer? Para continuar con la recuperación (que alcanzó el 88% a finales del 2021), precisamos mantener durante este año los factores que incidieron en ella: el IFE Laboral y el Subsidio al Empleo para las mujeres, y la apertura de colegios, salas cunas y jardines infantiles. Cualquier retroceso en estas políticas públicas tendrá un impacto negativo en el objetivo.
Y para abrir las puertas del trabajo remunerado formal a las mujeres que quieren pero no pueden por diversos motivos trabajar fuera de sus casas, debemos no solo normalizar el funcionamiento de colegios, salas cunas y jardines infantiles, sino además dar este 2022 un paso adicional. Gracias al proceso de vacunación de niños y niñas, y a que la variante ómicron afecta principalmente a adultos no inoculados, el camino está en realizar acciones concretas, como terminar con las cuarentenas del curso completo cuando hay un solo alumno o alumna afectada. De lo contrario, será muy difícil la contratación de mujeres que son madres de niños en edad escolar sin la certeza de clases continuas y con una alta probabilidad de cuarentenas permanentes entre contagio y contagio. Tampoco se justifica otro período de desarraigo de sus hijas e hijos con el sistema de educación como el vivido el año pasado, con un mayor impacto negativo a menor nivel socioeconómico, agudizando las brechas y las desigualdades de sus vidas presentes y futuras.
Consterna entonces las puesta en duda de vuelta a clases presenciales del Colegio de Profesores y del alcalde de Recoleta. De imperar este tipo de posturas, será nefasto para el aprendizaje y desarrollo de las niñas, niños y adolescentes, y para las posibilidades de empleo de las mujeres. Esperemos que se desvanezcan en estas dos semanas que quedan antes de entrar a clases.
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