Y ahora la crisis económica...
Por Manuel Agosin, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile
Ciertamente, estamos lejos de la salida de la crisis sanitaria. La curva de contagiados sigue empinándose y el final de las medidas de excepción no se ven todavía en el horizonte. Pero debemos empezar a tomarle el peso a las secuelas económicas que nos dejará. Por una parte, todas las estimaciones de la caída del PIB han ido en aumento, principalmente por lo inédito de la crisis y el desconocimiento de su magnitud. Las cifras proyectadas por el Banco Central en el IPoM de comienzos de abril (una caída del PIB de 1,5 a 2,5% en 2020, con un rebote de entre 3,75 y 4,75% en 2021) rápidamente quedaron obsoletas. El Fondo Monetario Internacional, en su publicación dada a conocer recientemente, Perspectivas Económicas Mundiales 2020, muestra al PIB de Chile contrayéndose en nada menos que 4,5% este año, aunque con una recuperación fuerte en 2021 (5,3%).
El Fondo Monetario probablemente también se queda corto en sus estimaciones de cuán profunda será nuestra depresión económica. La OCDE acaba de publicar un documento acerca del impacto económico temporal de las medidas de contención del virus. Para Chile, la OCDE estima que el PIB se contraería más o menos en 25% desde el momento en que comenzaron las medidas de contención hasta el momento en que se levanten. No sabemos bien cuándo ello ocurrirá. Asumiendo que las medidas (cuarentenas y cierres de establecimientos) estén en efecto en todo el segundo trimestre de 2020 y que la economía se recuperara plenamente a partir del tercer trimestre, lo que es altamente improbable, ello implicaría una caída del PIB en 2020 de más del 6%. Por lo tanto, no sería de extrañar que nuestro PIB caiga entre 7 y 10% y el desempleo se ubique entre 10 y 12% de la fuerza de trabajo.
Otra consecuencia de la crisis va a ser un fuerte aumento del déficit fiscal. Solo con la caída de la recaudación tributaria, la Dirección de Presupuesto estima que el déficit probablemente aumente a 8% del PIB. Los gastos propios de la crisis sanitaria y las medidas de apoyo a los trabajadores y pequeñas y medianas empresas que se han tomado, y las que se tomarán en el futuro, también implican gastos adicionales no programados. El gobierno ha anunciado que se financiarán con reasignaciones de gastos, pero lo más probable es que el Fisco termine endeudándose por un 10% del PIB.
Es fundamental tener sumo realismo de qué nos espera. Serán tiempos duros, especialmente en un contexto en que todos los países del mundo están enfrentando el mismo escenario o uno aún peor, lo que va a impactar sobre nuestro comercio exterior. La recuperación requerirá el espíritu de colaboración que ha primado entre los partidos políticos y de ellos con el gobierno durante esta emergencia.
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