Perú: Y ahora ¿qué?
Se cerraron las mesas electorales, se anunciaron las proyecciones a “Boca de urna” y nadie celebró. Así comenzó la etapa más decisiva de esta segunda vuelta electoral en el Perú: el escrutinio de votos, la definición acta por acta -sin tendencias definidas que anticiparan un seguro ganador en esta contienda-, a la espera de que la autoridad electoral pueda anunciar un resultado definitivo. Al momento de escribir estas líneas Pedro Castillo y Keiko Fujimori disputan punto por punto la posibilidad de convertirse en el próximo presidente o presidenta del Perú.
Esta ha sido probablemente la elección más disputada de los últimos 30 años, lo que se grafica no solo en lo ajustado del resultado si no en los temas de esta campaña, con acusaciones de corrupción e incompetencia de uno y otro lado. Y todo en medio de las graves consecuencias que ha provocado la pandemia del coronavirus (190 mil fallecidos hasta el momento, la mayor cifra por millón de habitantes en el mundo) y un severo deterioro de la clase política y de sus líderes (con cuatro presidentes de la República y dos congresos elegidos en un lapso de solo cuatro años).
Fujimori y Castillo cumplieron con hacer un llamado a la calma entre sus partidarios tras conocerse las primeras -y apretadísimas- proyecciones. Del lado de Castillo confían en el voto rural para asegurar la elección de su líder. Desde el fujimorismo se espera que el voto de los peruanos en el exterior (cerca de un millón hábiles para sufragar) y de los ancianos mayores de 70 años (que no están obligados a votar) haga la diferencia a favor de la heredera política de Alberto Fujimori. Es probable que en los “detalles” esté la clave de esta elección. Máxime si recordamos que en 2016 Pedro Pablo Kuczynski se impuso a Keiko por poco más de 41 mil votos.
Confirmado el triunfo de uno de ellos, lo que podría ocurrir esta noche de lunes, la siguiente interrogante es cómo formará gobierno. Sin mayoría propia en el Congreso, deberán buscar una coalición con otras fuerzas políticas para hacer viable su administración por los próximos cinco años. Y si es Castillo el elegido, ya adelantó que impulsará un proceso para elaborar una nueva Constitución (vía la elección de una asamblea con ese fin), pretensión que volvería a polarizar al país ante la oposición de la mayoría de grupos políticos. Además de paralizar la inversión privada y extranjera, motor fundamental del crecimiento económico.
Persiste la incertidumbre. Las próximas horas serán decisivas.
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