SEÑOR DIRECTOR:

En el último tiempo hemos visto cómo diversas agrupaciones estudiantiles han recurrido a la violencia de la toma, el insulto y hasta la denostación pública de autoridades universitarias cuando sus demandas no han sido acogidas, aun existiendo debate académico. Ponen en riesgo el prestigio y la excelencia académica de su institución, razones por las que ingresaron a estudiar a ella.

Como estudiantes, consideran entonces su derecho a decidir por encima de sus autoridades, lo que resulta a lo menos insólito, dado que son personas que solo están de paso en la institución, mientras que las autoridades han dedicado su vida y su carrera al servicio de la misma y son ellos y ellas quienes han construido con su esfuerzo esa tradición de excelencia y prestigio. La voz de los estudiantes, por supuesto, debe ser oída y deben aportar y participar en las decisiones, pero en su justa medida y con el debido respeto, tomando en cuenta los años de estudio y trabajo dedicado de quienes conforman la comunidad universitaria.

La relación de maestro-discípulo es la base de la formación universitaria y todo maestro espera que sus alumnos lo superen, y todo discípulo debe estar agradecido de su maestro, quien le ha prestado sus hombros para subirse en ellos. Es por esto que resulta desolador observar a docentes siendo marcados por sus alumnos o siendo escoltados para permitirles ingresar a las dependencias universitarias, lugares donde debiera primar el diálogo constructivo.

Pierre Romagnoli

Decano de la Facultad de Ciencias Exactas

Universidad Andrés Bello