Yo soy tu padre
La visita del Presidente Boric a la fundación dirigida por Ricardo Lagos Escobar, con selfie incluida, se sumó a otro episodio de homenaje, aún más directo en el discurso en el Instituto de Chile. En ese lugar, con Lagos presente el mandatario se refirió a su antecesor con melosas palabras: “Me imagino todo su gobierno con senadores designados, Presidente, es una cuestión que nuestra generación tiende a olvidar, pero es muy sorprendente“. Todo ello suena razonable en términos de dimensión histórica de lo vivido en esos años, pero llamativo en el principal político de una generación que construyó su praxis política en el desprecio a la Concertación y la Nueva Mayoría, con mucha más pasión que la oposición a la derecha.
Más aún, el actual ocupante de La Moneda cuando fue preguntado posteriormente sobre su sorprendente giro, planteó que “¿Cuándo yo no he valorado el aumento, por ejemplo, en la cobertura en educación o la disminución de la pobreza?”, como si el país no tuviera memoria de las duras críticas que le hicieron en su momento a Lagos y su ministro Bitar. Buena parte de la cobertura que hace referencia Boric se basó en la implementación del CAE, palabra maldita en los partidos que forman el Frente Amplio.
En el mismo Instituto de Chile, Boric dio un discurso autocomplaciente con la historia, incluso con la entonación enfática de Lagos. En ciertos episodios recordó a Ewan McGregor interpretando a Obi Wan Kenobi, buscando reproducir el tono ceremonioso que ocupaba Sir Alec Guinness en la caracterización del mismo personaje en la película de 1977. En este spin off laguista no puede faltar el clásico guion de respeto a las instituciones, y para cumplir el canon, el mandatario actual plantea que el fortalecimiento de éstas debiera ser parte de las preocupaciones prioritarias de su gestión.
Al igual que su nuevo referente político, Boric en este paso audaz sufrirá mucha incomprensión de su sector. Lagos ha sido desconocido en el PS pese a su rol en su refundación, hasta tal punto que se le negó competir contra un advenedizo que tenía solo a su favor la espuma de las encuestas. La Convención Constitucional intentó ningunearlo, y suelen proliferar las columnas donde se fuerza la historia para tratar de comparar a Lagos con las sombras del autoritarismo que impidieron avances en los años de la transición. Ambos también tienen en común al mismo columnista apocalíptico, que haciendo justicia con el nuevo estilo, cuando termine su libro sobre Lagos, seguramente escribirá la historia oculta del Frente Amplio.
Alguna vez la presidenta Bachelet, que también fue víctima de los ninguneos de la nueva generación política que ahora gobierna, se refirió a ellos como que eran “nuestros hijos”, asunto que ofendió a alguno que otro que estaba en la operación de liquidar a la centroizquierda. Boric, al reconocerle también paternidad a Lagos, corrige esa injusticia con sus antecesores. Hay también en este asunto temas prácticos. El primer anillo del gobierno actual no puede gobernar ni ganar el plebiscito de salida por sí solo. Necesita, en las aguas difíciles que vienen, que el socialismo democrático, incluyendo a Lagos; olviden las ofensas del pasado y apoyen decididamente las reformas que vienen, y en especial el acto electoral de septiembre.
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