Columna de Gonzalo Cordero: Yo voto por Lavín
Desde el año 2019 nuestro país entró en una etapa completamente diferente. Hay al menos tres cambios esenciales: la Constitución fue derogada de facto, la extrema izquierda reemplazó en el liderazgo político a la ex Concertación y, en tercer lugar, tenemos funcionando una Convención Constituyente -cada día más parecida a las asambleas de otros países- con un vértigo enorme por extralimitarse en su competencia.
En diciembre, cualquiera sea el resultado de las primarias de hoy, tendremos una opción de extrema izquierda en el voto, ya sea Jadue, Boric o, eventualmente, Provoste. En efecto, sus posiciones no permiten hacer ninguna diferencia esencial entre los candidatos del PC-FA o la casi segura abanderada DC. La consecuencia más grave es que podríamos tener un sector político con el poder total, pues nuestro presidencialismo, que sobrevive en el papel, permitiría a cualquiera de estas candidaturas, ya convertida en gobierno y junto a la Convención/Asamblea, hacer lo que quisiera.
Para alguien que cree en la limitación del poder, el respeto a las libertades individuales y la democracia representativa, ese escenario constituye una amenaza gigantesca. La única manera de evitarlo es que uno de los candidatos de ChileVamos gane la próxima elección presidencial, pues la extrema izquierda ya domina sin contrapeso la Convención. El candidato que está en mejores condiciones de hacerlo y luego encabezar un gobierno capaz de aglutinar a una mayoría que mantenga el país en un rumbo de moderación y estabilidad es Joaquín Lavín.
Se acabaron los tiempos en que la élite, a través de los dirigentes de los distintos sectores políticos, elegía a los candidatos entre los que optaba el universo electoral; actualmente es exactamente al revés: es el conjunto de los ciudadanos el que, expresando sus preferencias por distintos medios, unge a los candidatos presidenciales. En esa cancha Lavín ha demostrado ser el mejor candidato, el más sagaz y con mayor capacidad de adaptación.
Su estilo de trabajo es el de alguien que confía en sus colaboradores y delega, esto es especialmente importante ya que su equipo es de primera. Además, tiene la capacidad de sumar nombres sin ningún prejuicio, de abrirse a ideas y personas distintas, de ver antes que nadie los verdaderos problemas y buscar una respuesta original. Él vio que el discurso de la desigualdad se podía enfrentar con el proyecto de la integración social.
Son demasiadas las razones, en realidad más de mil, por las que mi candidato es Lavín.