Aperol: En menos de una década pasó de ser un cóctel desconocido e inexistente en nuestras barras a un imperdible, no solo en bares y restaurantes sino que también en las celebraciones de millones de chilenos. Su preparación es muy simple: en una copa grande con abundante hielo se agregan tres partes de espumante, dos partes de Aperol o amargos de otras marcas y una de agua con gas. Se revuelve un poco, se decora con una rodaja de naranja y estamos listos.

St. Germain: Y de Italia viajamos ahora a Francia. El ingrediente principal de St-Germain Spritz es este emblemático licor francés, brillante y con un sabor tremendamente refrescante elaborada con flores de sauco cosechadas y seleccionadas artesanalmente.

Ingredientes:

40ml – Licor de flor de Saúco St-Germain

60 ml – Espumante brut

60 ml – Soda o agua mineral con gas

Piel de limón para decorar (ojo, es muy importante evitar cortar con la parte blanca de la cáscara porque deja un sabor amargo)

Preparación:

• Vierte St-Germain sobre un vaso con hielo.
• Añade el espumante y la soda.
• Remueve bien la mezcla, con un movimiento envolvente con los hielos.
• Enrosca suavemente una cáscara de limón sobre la bebida, pásala por los bordes de la copa y añade flores comestibles (opcional) a modo decoración.

Hasta inicios de los ochenta fue casi un símbolo de distinción y señal de conocimientos sobre coctelería de otras latitudes. Luego, poco a poco, se fue convirtiendo en una rareza que se servía solamente en bares con parroquianos de mucha edad, hasta que virtualmente desapareció. Así las cosas, algo tan simple como poner en una copa apenas un par de dedos de licor de casis para luego completarla con espumante no se vio nunca más. En una de esas, es tiempo de retomarlo.

Junto con la vuelta a la democracia y los tratados de libre comercio, todo lo mexicano se puso de moda en Chile durante los años noventa. Lamentablemente, la cosa se diluyó y no duró mucho, quedando en el aire solamente algún mal rastro de los tacos y demasiada onda Tex Mex. Con el tequila pasó algo similar, algo que afortunadamente se está revirtiendo, porque junto a los tacos —que poco a poco vuelven a aparecer en Santiago (y mucho mejor que antes)—, este tan mexicano también está regresando.

Y si la moda noventera fueron los golpeados y los cortitos con limón y sal, lo que manda ahora es el siempre refrescante margarita. ¿Cómo se prepara? Aquí lo pueden averiguar.

Margarita

—3 partes de tequila

—2 partes de Triple Sec

—2 partes de jugo de limón sutil

—Hielo, medio limón y sal

Poner sal en un platillo y pasar por ahí una copa para margarita boca abajo, levemente humedecida en sus bordes con el limón. En una coctelera, poner el tequila, el triple sec y el jugo de limón más una buena cantidad de hielo. Cerrarla, agitarla bien durante algunos segundos y luego servir —con la ayuda de un colador— en la copa que teníamos reservada.

Algunos dicen que es primo del margarita, mientras que otros lo definen como una versión algo bastarda del martini. Como sea, se trata de un cóctel que tuvo un sostenido éxito a través de los años, sobre todo desde fines de los noventa, cuando la exitosa serie Sex and the City pegó fuerte en la televisión y luego en el cine. Y ahora que estas cuatro amigas están de vuelta en el streaming, en una de esas también regresa el Cosmopolitan. Por lo mismo, acá va la receta.

Cosmopolitan

—1 parte de vodka

—½ parte de jugo de limón sutil

—½ parte de jugo de arándanos

—½ parte de cointreau

Verter todos los ingredientes en una coctelera con una buena cantidad de hielo. Cerrarla y agitar vigorosamente durante unos minutos, para luego colar y servir en una copa de martini. Decorar con una rodaja de limón o —si se tiene la habilidad— con una colita de chancho.

Mimosa: así se llama esta sencilla preparación que combina partes iguales de espumante y jugo de naranja (ojalá recién exprimido) en una copa flauta. Curiosamente, no se trata de un cóctel de bar sino que es ideal para beber al desayuno —o el brunch— después de una noche de aquellas.

Se supone que nació en los años cuarenta, en Nueva York, pero lo cierto es que su nueva vida partió hace más o menos un lustro, cuando fue relanzado —tal como se hacen las cosas ahora— de manera global.

De esta forma, incluso en la capital de un país tan lejano como Chile comenzamos a ver estos típicos jarritos de cobre (se supone que son para conservar mejor el frío) en que se mezcla una y media medidas de vodka con una de jugo de limón, para luego agregar mucho hielo y rellenar el resto de la jarra con ginger beer. Se decora con una rodaja de limón y ya está. Aún no podemos decir que se ha transformado en una moda, pero cada día se ve más en las barras.

Su origen se remonta a fines del siglo diecinueve, precisamente en esa isla de Nueva York, pero este cóctel sigue gozando de buena salud a pesar del paso de los años. Se trata de un trago muy clásico, por lo que se mantiene alejado del vaivén de las modas y tendencias. Hay que reconocer, eso sí, que últimamente se le ve un poco más en las barras. ¿No lo conocen? Acá está la receta.

Manhattan

—2 partes de whisky

—1 parte de vermú rojo

—Hielo y amargo de Angostura

En un vaso mezclador, agregar mucho hielo, el whisky, el vermú y solo un toque de amargo de Angostura. A continuación, para que la mezcla se enfríe, revolver lentamente con una cuchara durante un par de minutos. Después vaciar la mezcla usando el colador en una copa previamente enfriada.

Originado a mediados del siglo veinte, en el famoso Harry’s Bar de Venecia, el bellini se las ha arreglado para mantener un cierto prestigio y popularidad a lo largo de los años. En Chile no es especialmente famoso, pero en el último tiempo su consumo ha crecido de la mano de algunas marcas que lo presentan en el formato “ready to drink”. Es decir, ya preparado y listo para ser bebido.

Pero no es que sea muy difícil preparar un bellini, porque no es más que mezclar espumante con un poco de pulpa de durazno, pero con este formato que lo ofrece ready parece que han aumentado sus fanáticos.

Su origen está en Puerto Rico, ahí por los años cincuenta, pero hay algunas versiones que lo ubican partiendo muchos años antes, aunque siempre en la misma isla caribeña. Como sea, esta mezcla de ron blanco, crema de coco y jugo de piña se convirtió con el tiempo en el cóctel por excelencia de las vacaciones todo-incluido, como también en el símbolo de otras atracciones turísticas del Caribe. Sin embargo, gracias a que sus ingredientes se pueden encontrar sin mayor problema en Chile, y que estamos justo en medio del verano, ¿por qué no prepararse una piña colada?

Piña colada

—100 ml de ron blanco

—100 ml de jugo de piña

—60 ml de leche de coco

—Hielo frappé y trozos de piña

En una coctelera poner una buena cantidad de hielo frappé y luego el resto de los ingredientes. Después, cerrarla coctelera y agitar por unos minutos, y finalmente vaciarla en una copa larga (sin colar), decorando con trozos de piña.

*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 2 de febrero de 2024. Los valores y su disponibilidad pueden cambiar.