¿Vienen tus suegros a comer el 24 de diciembre y tú con suerte sabes dónde se guardan los cuchillos? ¿Tu cuñado se invitó solo para el Año Nuevo, a tu pareja se le ocurrió convidar a unos primos, también llegará el pololo de tu hija y además tu abuela, que hace diez años viene advirtiendo que estás, ahora sí, serán sus últimas fiestas? Mucha gente sentada en tu mesa y a ti no te sobra ni el tiempo ni menos el presupuesto para armar una cena decente.

Bienvenidos a diciembre, el que supuestamente es el mes más feliz del calendario pero en realidad es un cúmulo de estrés, compromisos y angustias, siempre corriendo para llegar tarde a reuniones, celebraciones, actos escolares, cierres de año, compras de regalo, amigos secretos, paseos de curso, fiestas de graduación y, para cerrar, un par de comidas familiares llenas de gente igual de agotada que tú.

Álvaro Peralta, en cambio, parece inmune a estos dramas mundanos. El crítico gastrónomico de La Tercera, que en la calle y la red antes llamada Twitter es conocido como Don Tinto, se toma estas semanas con soda: aparte de entender de restaurantes, Peralta es un riguroso cocinero doméstico y un apóstol incansable de la gastronomía casera, autor de dos recetarios cuyo objetivo no es otro que promover la cocina en el hogar. El último, publicado este año, se llama Recetas para gente sin tiempo (Aguilar).

“Para mí la comida es muy importante, así que siempre vale la pena cocinar”, responde ante la pregunta de si a lo mejor nos exigimos demasiado con estas dos cenas de fin de año, tan juntas una de la otra, donde muchos buscan lucirse, exhibir abundancia y demostrar sofisticación. “Pero puede ser estresante si uno no se organiza bien”.

Mucha gente se enfrenta a estos rituales según sus experiencias de infancia: si de niños vivieron fiestas más bien humildes o desprovistas, buscan compensarlas ahora con cuantiosas comilonas; y si crecieron con cenas contundentes y cocinadas con cariño, quieren mantener viva esa tradición. “Mi familia, para estas fechas, fue siempre de mucha comida fría”, recuerda Peralta. “Lengua con vinagreta o un pollo asado frío, que mi mamá hacía con una salsa de cilantro y ajo. Cosas así”.

Aunque el imaginario navideño del hemisferio norte, lleno de abrigos, chimeneas y comidas bien calóricas, está metido en el inconsciente de buena parte de la población, Don Tinto defiende una Nochebuena con cocina veraniega, fresca y sencilla; platos que nos hagan gozar y no sudar. “Tener el horno prendido para hacer un pavo o la parrilla encendida para un asado en diciembre me da una lata atroz”, reconoce. “Me muero de calor”.

Estas tres recetas, todas sacadas de su reciente libro, se cocinan en menos de 25 minutos, se pueden comer frías o tibias y son capaces de resistir hasta el otro día, cuando todos los negocios están cerrados y no queda más opción que improvisar con lo que quedó. Una de ellas, la más polémica quizá, tiene a las lentejas como protagonistas.

“Cuando yo era chico, en para el Año Nuevo, por superstición la gente comía lentejas a las doce de la noche, para tener suerte al año siguiente. Se las tragaban a cucharadas, cocidas y sin nada. Esto es lo mismo pero aliñadas, con más verduras y muy ricas. Es cosa de atreverse”.

Un verdadero platazo para comer en noches cálidas de verano, ya sea como acompañamiento o como principal. Algo muy importante: siempre hay que aliñar solamente lo que vayamos a comer y terminar con un poco de cilantro picado por encima al momento de servir. Dura (sin aliñar) tres días en el refrigerador. Jamás congelar.

• 4 potes de lentejas en conserva (de 230 g cada uno)
• 1 zanahoria pelada y cortada en cubos pequeños
• 1 cebolla morada pelada y cortada en cubos pequeños
• 2 huevos duros
• 2 tazas de tomates cherry cortados a la mitad
• Sal, pimienta, aceite de oliva y vinagre

1. Lavar y escurrir bien las lentejas y ponerlas en un bol grande.
2. Agregar la zanahoria, la cebolla y los tomates. Pelar los huevos duros, rallarlos e incluirlos también a la mezcla.
3. Aliñar con sal, pimienta, aceite de oliva y vinagre a gusto. Revolver bien y servir de inmediato.

Esta debe ser una de las recetas más fáciles que se pueden encontrar en este libro, pero no por eso se trata de un platillo de poco vuelo. De hecho, es una preparación deliciosa que suele sorprender a los comensales. Solo se necesita arroz blanco (preparado con anticipación o en el mismo momento) más unas buenas latas de chipirones en conserva. ¿Qué son los chipirones? Esos calamares rellenos y bañados en su propia tinta negra. Exquisitos. Al final, es un simple pato de arroz pero coronado con un producto de calidad encima. Se puede servir con un gajo de limón en el plato por si alguien le quiere agregar unas gotitas.

• 4 tazas de arroz blanco cocido
• 2 tarros de chipirones rellenos (72 g cada uno)
• Sal, perejil recién picado y aceite de oliva

1. Si el arroz está frío, calentarlo en el microondas por un minuto a máxima potencia (o hasta que tenga buena temperatura).
2. Servir una porción de arroz en cada plato. Con una pinza, repartir el contenido de los dos tarros de chipirones sobre el arroz y, con una cuchara, ponerles por encima un poco del jugo de las latas.
3. Finalmente, llevar cada plato por treinta segundos más al microondas para después espolvorear con un poco de perejil picado y un chorrito de aceite de oliva.

Esta receta es otra buena razón para siempre tener productos en conserva en la despensa. Es que esta ensalada se hace rápido y es muy contundente, por lo que puede servir como un plato único. Con un toquecito final de orégano se expresa mucho mejor.

• 3 tarros de calamares en aceite (115 g cada uno)
• 1 pepino
• 15 tomates cherry
• Sal, pimienta, aceite de oliva y vinagre (el que prefieran)

1. Abrir los tarros y vaciar los calamares sobre un colador para que pierdan la mayor cantidad de aceite.
2. Rebanar el pepino en rodajas muy finas, mejor si se hace con una mandolina. Cortar los tomates cherry por la mitad.
3. Poner los calamares en un bol y agregarles el pepino y los tomates cherry. Aliñar con sal, pimienta, aceite de oliva y vinagre a gusto. Revolver muy bien y servir en platos hondos.