Cómo hacer el mejor sándwich prensado de queso y jamón de tu vida

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Cómo hacer el mejor sándwich prensado de jamón queso de tu vida.

Parece no tener ciencia: poner una lámina de queso y otra de jamón entre dos rebanadas de pan. Pero esta popular preparación, a la que no le damos mucha importancia, puede adquirir un nivel supremo si sigues estos simples pasos.





Parece no tener ciencia: poner una lámina de queso y otra de jamón entre dos rebanadas de pan. Es lo que tanta gente hace tantos días de su vida cuando tiene hambre pero no ideas, cuando falta tiempo y sobran las ganas de comerse algo rápido, seguro y fácil. En resumen, casi todas las mañanas al desayuno, también algunas tardes a la once o cena y, digámoslo, muchas noches después de un carrete.

Pero tan sencillo es el famoso sándwich “aliado” —que en otras partes llaman mixto o bikini—, que poco se piensa en mejorarlo. No hablamos acá de añadirle aceite de trufa, quesos franceses o jamones de Italia; tampoco de bañarlo en huevo de gallina feliz antes de pasarlo por la plancha ni de hornearlo 8 minutos a 200º con ventilador. Solo se trata de conseguir, con los mismos ingredientes de siempre y en poco tiempo, un selladito realmente superior.

Para eso, idealmente, se requiere de un buen pan de molde —ojalá de panadería, mejor si es de masa madre, pero el industrial puede salvar—, un jamón que sea realmente jamón —evitar, si se puede, jamonadas y mortadelas, muy chiclosas para lo que buscamos— y un queso mantecoso, no gauda, pues buscamos que se funda y no que se evapore, para lo cual se recomienda conseguirlo en trozo y luego rallarlo: así obtendremos algo muy parecido a una lava láctea.

El mejor sándwich prensado de queso y jamón

Ingredientes

  • Pan de molde (ideal de masa madre)
  • 40 gr de queso mantecoso rallado
  • 20 gr de jamón pierna (una lámina)
  • Mantequilla

Preparación

  1. La única herramienta que se necesita es una plancha o un sartén. Debes calentarla a fuego medio mientras le pones mantequilla a cada rebanada de pan por ambos lados. A una de ellas le agregas tres cuartos del queso mantecoso rallado (si solo tienes láminas, te sugerimos cortarla en trocitos), la lámina de jamón y luego lo cierras con la otra rebanada de pan. Aunque duela, aquí no nos sirve la hallulla, el pan amasado y mucho menos la marraqueta. Necesitamos un pan de miga suave y abierta, que se pueda dorar y con bordes que contengan el volcánico sabor interno que vamos a detonar.
  2. Ya armado, el sándwich va a la sartén. Déjalo un minuto por lado, o hasta que agarre un tono dorado de atardecer, aplastándolo suavemente con una espátula, y luego dalo vuelta. En ese momento, sobre la cara ya dorada del pan, agrega un poco del queso rallado que dejaste. Vuelve a dar vuelta el sándwich, añade el resto del queso por el lado restante, y treinta segundos después dale una tercera y última vuelta.
  3. Se verá y olerá como nunca se vio ni olió ningún aliado. Pero antes de atacarlo, déjalo enfriar durante medio minuto, sabemos que tú puedes. Aprovecha de sacarle unas fotos o de pensar en todos los panes con queso y jamón que comiste por inercia, sin cariño, lánguidos tras ser torturados en el microondas. Ahora sí, sin riesgo de quemarte, estás en condiciones de probar el mejor prensado de tu vida.

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