Cómo hacer (y dónde comprar) un verdadero cola de mono
Solito al aperitivo, de postre o con un trozo de pan de pascua a la hora de once. En diciembre, cualquier momento es bueno para probar esta clásica bebida nacional. Solo hay que encontrar la versión que más nos guste.
La verdad es que colas de mono —producido tanto de manera industrial y artesanal— hay muchos. Sin embargo, los primeros suelen no estar a la altura de las circunstancias, mientras que los segundos han ido poniéndose demasiado creativos durante los últimos años, por lo que debemos soportar variantes como el uso de leche descremada, endulzante en vez de azúcar, versiones sin alcohol (sí, leyeron bien) y hasta alternativas veganas.
Para mí, el cola de mono es casi una artesanía y por esta razón es que se hace con una base de ingredientes prácticamente irrenunciables. Y sí: es potente, mareador y calórico. Pero así son las cosas y así se toma. Obviamente, siempre muy frío.
En casa
Por todo lo mencionado, para mí lo mejor es preparar el cola de mono que beberemos durante este último mes del año en la comodidad de nuestros hogares. Primero, porque así nos aseguramos de que tenga la calidad, el sabor y la potencia deseada. Y segundo porque también, para los que gustan de este brebaje, es una linda tradición tener la oportunidad de hacerlo en casa.
Incluso más: como se trata de una receta bastante simple y con pocos ingredientes, se puede hacer participar a todos los miembros de la familia. La receta que se muestra a continuación es a gusto personal, por lo que se recomienda ir haciéndola de a pocas botellas: así se ahorra espacio en el refrigerador y no hay riesgo de que se estropee (no hay que olvidar de que está hecha con leche, la cual tiene una vida útil de pocos días).
Así, además, vamos viendo si se le sube o baja la cantidad de azúcar, café o especias. ¡Porque la leche y el agua ardiente no se tocan!
Cola de mono casero
- 3 litros de leche entera
- 1 botella de agua ardiente
- 4 cafés espresso bien cargados
- ½ kilo de azúcar
- Canela, clavos de olor y nuez moscada
Preparación
- En una olla grande, y a fuego medio, calentar la leche hasta que comience a hervir, cuidando de que no se suba. En ese momento, bajar el fuego al mínimo y agregar los cuatro cafés más el azúcar y una ramita de canela. También un par de clavos de olor y espolvorear por encima con un poco de nuez moscada, ojalá recién rallada.
- Con un batidor manual, de esos de aluminio, revolver el tiempo que sea necesario para que se disuelva el azúcar e incorporen bien las especias. Finalmente, apagar el fuego y dejar que todo se enfríe a temperatura ambiente.
- Una vez que esto suceda, agregar el agua ardiente, revolver bien y embotellar el cola de mono usando un embudo y un colador de té, para que así no se nos filtre nada. Tapar bien las botellas y llevar al refrigerador por unas doce horas. Luego, tratar de beberlas dentro de los siguientes tres o cuatro días.
Un clásico
Si hay un lugar donde se toma cola de mono todo el año y no solo en diciembre es en el tradicional bar Ciro’s, de calle Bandera, en Santiago Centro (Fono: 2696 0135). En ese local, la cremosa bebida siempre está dando vueltas en unas antiguas máquinas, que originalmente se usaban para jugos concentrados y que ahora, más bien hace décadas, mantienen el cola de mono siempre bien helado y libre de cualquier turbiedad.
Se trata de una versión bien potente y bastante delgada de este tradicional brebaje, por lo que pasa fácil por la garganta de sus parroquianos, quienes todo el año —y más en estas semanas— pueden pedirlo para beber en el lugar —$3.500 la copa y $9.900 la botella— o para llevar a casa. También se puede encontrar en su sucursal de Las Condes, en la calle Isidora Goyenechea.
El más esperado
Desde principios de la década del ochenta, el Centro Tecnológico de la Leche (CTL) de la Universidad Austral de Valdivia produce su afamado cola de mono, sólo durante las últimas semanas de cada año. Pero ojo, no se trata de una preparación cualquiera, sino que de una elaborada con leche de vacas de la zona, pasteurizada en el CTL y que se envasa en bolsa en vez de botella, a la usanza de las antiguas leches nacionales. Son tan solo 30 mil a 40 mil litros que se producen cada diciembre, los que se comercializan en un 95% en la ciudad de Valdivia. Conseguirlo desde otros puntos del país es prácticamente imposible.
Además, a diferencia de otros cola de mono industriales, el CTL —como le dicen en Los Ríos— requiere mantener la cadena de frío en todo momento. Así las cosas, no está fácil hacerse de una de estas bolsas en el resto de Chile, pero si se tiene algún contacto en Valdivia, vale la pena hacer el esfuerzo. Dulce como ninguno y con una cremosidad muy especial, es casi un postre líquido, aunque claro, algo engañoso, como todos. El precio de referencia es $4.290 el litro —al menos a ese precio se vendía el año pasado en los Supermercados El Trébol de Temuco y Valdivia— y en su página de Facebook hay información respecto a los puntos de venta.
Mención honrosa
La gran mayoría de los cola de mono que podemos conseguir en supermercados y botillerías, es decir industriales, dejan mucho que desear. Primero, porque les falta un poco más de nivel alcohólico y porque se siente demasiado protagonismo del dulce y casi nada de las especias. Eso hace sospechar lo evidente: son casi puro azúcar. Además, hay algunos que incluso reemplazan el aguardiente por pisco. Ahí la cosa cambia, pero para mal.
Afortunadamente, encontramos una honrosa excepción en el de la marca La Pizka: servido bien frío, cumple. Aunque nos deja en evidencia que lo mejor, como dijimos el inicio de esta nota, es prepararlo en casa. Donde mis ojos te vean.
*Los precios de los productos de este artículo están actualizados al 2 de diciembre de 2024. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.
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