Macarrones con queso al ajo

macarrones con queso ajo chilote
Macarrones con queso al ajo.

Este clásico plato gringo, que en Chile nunca consiguió mucha popularidad, no es tan difícil de hacer: solo necesitas mucho queso y tolerancia a la lactosa. El ajo chilote le da un toque nuestro y potente.





Muchos platos estadounidenses han entrado en nuestro recetario, gracias a la influencia de películas y series —pero principalmente de empresas multinacionales—, y con el tiempo lograron quedarse. Desde las hamburguesas —cuyo primer registro data del siglo XIX en Nueva York—, las alitas de pollo y las costillas de cerdo, siempre con mucha salsa BBQ, hasta los cheesecake, los brownies y los cupcakes.

Pero hay uno, que a pesar de ser considerado el plato familiar por excelencia en Estados Unidos, nunca consiguió popularizarse en Chile. Son los macarrones con queso, los famosos mac & cheese, que extrañamente, pues contiene todo lo que también a nosotros nos gusta —una gran cantidad de pasta y mucho queso—, no lograron instalarse en nuestras cocinas.

Quizá porque antes llegaron los caracoquesos, esos deliciosos fideos en caja con un químico radioactivo que se transformaba mágicamente en salsa, los mac & cheese acá siempre se vieron como algo sofisticado y extraño, una comida de la tele más que de la realidad.

Lo cierto es que hacerlos es incluso más fácil que preparar una lasaña, y los ingredientes principales —queso cheddar y gruyere— ya no son difíciles de conseguir. Lógicamente, para intolerantes a la lactosa se trata de una bomba nuclear, pero para los niños este plato es toda una fiesta y para los adultos sin problemas con la leche también. De hecho, la variación de esta receta incluye ajo negro chilote, lo que le da una potencia sureña a los macarrones, aunque este ingrediente se puede omitir si la idea es dejar contenta a la prole.

Mac & cheese con ajo negro y romero

Ingredientes (para 5 porciones)

  • 400 gr de pasta corta (coditos, conchas o corbatitas)
  • 60 gr de mantequilla sin sal
  • 60 gr de harina blanca
  • 600 ml de leche entera
  • 3 dientes de ajo, rallado o picado muy fino
  • 2 dientes de ajo negro chilote o de ajo morado chileno, molido con tenedor.
  • 1 ramita de romero fresco
  • 340 gr de queso cheddar rallado
  • 340 gr de queso gruyere rallado
  • 1⁄4 taza de queso parmesano rallado
  • 2 cucharadas de mantequilla para gratinar
  • Pimienta negra
  • Sal

Preparación

  1. Precalentar el horno a 220º.
  2. En una olla con agua hirviendo, cocinar la pasta dos minutos menos de lo que indique el envase, para que siga estando al dente. Colar y reservar.
  3. En la misma olla, para que pueda caber toda la pasta después, hacer una salsa blanca: derretir los 60 gramos de mantequilla a fuego medio, agregar el harina y revolver constantemente, hasta que comience a tomar un color dorado y no quede harina blanca. Incorporar la leche de a poco, para evitar la formación de grumos, revolviendo lentamente.
  4. Agregar los ajos y la ramita de romero completa, solo para aromatizar. Cocinar a fuego lento un par de minutos, sin dejar de revolver. Cuando tenga consistencia de salsa blanca o bechamel, retirar la ramita de romero. Agregar los quesos gruyere y cheddar, y revolver hasta integrar. Corregir de sal y pimienta, si hiciera falta.
  5. Añadir la pasta a la olla con la salsa y revolver muy bien. Luego, vaciar la mezcla a una fuente para horno. Agregar por encima el queso parmesano rallado y dos cucharadas de mantequilla, en trocitos pequeños. Llevar al horno por 25 a 30 minutos, idealmente con grill, hasta que la pasta se vea burbujeante y bien gratinada por encima.

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