Según un estudio de la Universidad de Talca, titulado Cuánta comida botan los chilenos, el 95% de los habitantes del país consideran que es totalmente normal eliminar la comida que tenemos en el refrigerador, incluso si ha estado sellada y no se ha abierto. A lo que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura agrega que en América Latina se bota el 34% de los alimentos disponibles, lo que equivale a la considerable suma de 127 mil millones de toneladas. Con esta comida se podría alimentar a 36 millones de personas.
Es a partir de estas alarmantes cifras que surge la tendencia del trash cooking: una técnica que se basa en la preparación de nuevos platos y recetas, usando desperdicios o sobras de la preparación de otros alimentos. Por ejemplo, preparas sopaipillas y eliminas la cáscara del zapallo que utilizaste, porque no te sirve de nada ¿Sabías que puedes usarla en un caldo lleno de sabores?
A continuación te dejamos algunas ideas para que nada se pierda, y todo sea utilizado lo más posible antes de llegar al compostaje o a la basura.
Cáscara de papa: Rocíala con aceite de oliva y alíñala con sal. La llevas a una bandeja de horno y horneas hasta que estén crujientes. También puedes intentarlo en la freídora de aire.
Tallos de distintas verduras: Antes de deshacerte de ellos, úsalos en caldos para congelar y tener una base llena de sabor para tus próximas preparaciones. Lo mismo se puede hacer con huesos de pescado o carne y espinas y cabeza de pescados.
Cítricos: Acá, realmente, nada se pierde. La pulpa la podemos usar en un sinfín de recetas dulces y saladas, mientras que la cáscara nos entrega su sabor al rallarla sobre postres o incluso cócteles. ¿Cáscara de algún cítrico con agua caliente y jengibre? No se diga más.
Cáscara de huevo: Si primero las hervimos y horneamos por una hora, para evitar que contenga gérmenes, funcionan perfecto como una base para mascarilla facial. ¿No nos crees? Revisa este enlace donde explican cómo hacerlo.