¿Un Dieciocho sobrio? 7 tragos para brindar sin alcohol en Fiestas Patrias
Aparte de empanadas, asados y volantines, esta celebración tiene en su imaginario un consumo casi obligatorio de bebidas etílicas. Pero así como no comer carne es una opción, no beber también debe ser aceptado. Aquí algunas recetas de mocktails —o cócteles vírgenes— para tomar sin licores pero con estilo.
Es difícil concebir el imaginario de las Fiestas Patrias sacando de la ecuación el consumo de alcohol. Entre broma y broma la verdad se asoma, pero para muchos el Dieciocho es principalmente una excusa para beber en exceso.
El discurso oficial nunca ha considerado la idea de no alcoholizarse durante estas fechas.
Al contrario: la mayor cantidad de contenidos, y que se repiten año a año, van dirigidos a “cómo pasar la caña” —sí, nosotros también lo hemos hecho—, con una serie de consejos mágicos —como ingerir agua entre copas, tragarse ibuprofenos o incluso seguir bebiendo al otro día— que pasan por alto el único remedio infalible contra la reseca: no tomar. Y si no omiten este dato, solo lo incluyen al final, como un chiste.
A lo más se plantea un tímido llamado al consumo responsable, que casi siempre se vincula a no conducir si se ha bebido alcohol, pero no mucho más que eso.
La idea no es aguar —literalmente— la fiesta, pero beber no debería ser un imperativo durante el Dieciocho ni en ninguna otra celebración. Aunque la presión social lo haga sentir así, tomar trago no es una obligación ni menos el password para poder pasarlo bien.
“Social y culturalmente, tenemos asociada la diversión con beber alcohol, particularmente en las Fiestas Patrias, que es como el desahogo del año”, explica la psicóloga Betania Cohen. “Es el momento donde los chilenos no filtran y se permiten excesos de bebida, de comida, de fiesta, de gastos”.
¿Por qué ocurre esto? Cohen cita a Felipe Lecannelier, doctor en Psicología, que en su libro Volver a mirar concluye —basado en estudios y experiencia clínica— que la sociedad chilena tiene “una tendencia internalizante”. Es decir, solemos tragarnos las cosas que nos suceden, a reprimirlas en nuestro interior. Como consecuencia, explica, cada tanto necesitamos desahogarnos.
Toda una paradoja, dice Cohen, porque la forma de “liberarse” termina siendo “una obligación. Se toma para liberarse, pero al que no toma se lo sanciona como fome. Por ende, lo que debiera ser un relajo termina siendo un mandato social”.
¿Cómo podemos protegernos de esta apabullante presión social si, por la razón que sea, no quieres tomar este Dieciocho? ¿Qué alternativas bebestibles hay, aparte de servirse una bebida, un juguito o un vaso de agua, en estas fiestas? ¿Hay un terremoto que no te deje con una resaca endemoniada?
Técnica del disco rayado
“Hay una opinión generalizada de que si uno no bebe alcohol no lo pasa tan bien como cuando sí lo hace”, cuenta Walter Marcelain, que se gana la vida creando cócteles en el restaurant Capogrossi. “Según mi percepción, es totalmente falso. La diversión va en la energía y las ganas de celebración de cada uno”.
Así como en casa de herrero hay cuchillo de palo, Marcelain conoce a bastantes colegas bartenders que no beben. “Es más común de lo que se cree”, dice. “Con la experiencia que se adquiere, y la capacidad de recordar o mezclar sabores en la mente sin necesidad de probarlos, se puede trabajar sin tomar, o probando solo cantidades mínimas”.
Miguel Larraguibel, bartender conocido como Maldito Barman, reconoce esta presión sociocultural disfrazada de tradición patria. “Es ejercida por la industria de la carne y la bebida, que te dice que hay que celebrar haciendo asados y tomando en exceso”. Eso sí, siente que eso ha cambiado harto en los últimos años, “y se ha hecho espacio a la idea de que está bien festejar o conmemorar pero con ciertos resguardos, y que no todas las tradiciones son correctas”.
La psicóloga Betania Cohen tiene una paciente con la que trabaja esta temática. “Ella se quiere alejar de ese estilo de vida, porque ve que le trae consecuencias negativas a su cuerpo, a sus niveles de energía, a su cognición. Si deseas no beber o festejar moderadamente, yo creo que lo principal es hacerte consciente de por qué estás eligiendo hacerlo. Esto te va a dar fuerza para mantenerte en esa posición”.
Suena fácil decirlo, pero en medio de un asado lleno de amigos encervezados o de una fonda con la mitad de la gente borracha, no es fácil resistir sobrio a la presión social. Una buena técnica —como sugiere aquí María Carmen Soliveres, psicóloga española experta en adicciones— es la del “disco rayado”: elegir una frase con la que nos sintamos cómodos, como ‘no tengo ganas, gracias’, o ‘ahora no, gracias’, y repetirla como loro cada vez que nos pregunten.
Terremockto
Pero quizá la solución definitiva para que los familiares y amistades no nos acusen de traición a la patria por mantenernos sobrios es darse color uno mismo primero.
¿Cómo? Muy fácil. Preparando —o teniendo para ofrecer, si quiere ser inclusivo—, unos exquisitos y saludables mocktails.
“¿Moco qué?”, van a preguntar sí o sí en el asado familiar, de oficina o de lo que sea. Un mocktail es lo que antes se conocía como “cóctel virgen”, un brebaje que en su receta original lleva alcohol pero que aquí se omite o se reemplaza por otra cosa que no tenga graduación etílica.
En definitiva, un trago que no cura. Para que quede realmente interesante —porque una piscola sin pisco es simplemente cocacola—, “mi recomendación siempre va a ir por los ingredientes naturales, como zumos de frutas mezclados con bebidas carbonatadas, aguas tónicas, botánicas o simplemente saborizadas. Así vamos a lograr un mocktail fresco, delicioso, fácil de hacer y con bastante carácter”, dice Ramón Varela, bartender jefe del Bar de Río.
El bartender Walter Marcelain se va por algo más tradicional. “Aconsejo la siempre fiel chelada o michelada sin alcohol: refrescantes y ricas”, dice. Lo único que hay que conseguir es una cerveza 0º que nos guste, sal, limón y tabasco, si se busca algo de picante para compensar la falta de alcohol.
¿Y un terremoto que no deje una terrible caña física, mental y espiritual al otro día es posible? “Obvio que sí”, dice Varela con seguridad.
“Mezclando zumo y helado de piña con un poco de granadina. También podemos dejar volar nuestra imaginación y usar un vino blanco sin alcohol, mezclarlo con zumo de piña, un toque de sal —sí, sal— y lo terminamos con granadina y helado”. Marcelain también dice que se puede sustituir con una bebida de fantasía sabor limón —como Sprite o Seven Up—, “o si les parece muy dulce por agua tónica”.
Vino Chardonnay Sinzero 750 cc
Una barra 0º
¿Quedó con gusto a poco? Walter Marcelain se arremanga y, batiendo una coctelera, dispara dos recetas de mocktails que de solo leerlas dan sed.
La primera es literalmente un cóctel de frutas. “En una copa llena de hielo, poner 1 medida de jugo de naranja, 1 medida de jarabe de goma (o 2 cucharaditas de azúcar flor), 2 cucharadas de frutas picadas —que pueden ser manzanas rojas o verdes, naranjas, arándanos o frutillas— y rellenar con jugo de arándano”.
Jugo natural de arándano Watt’s 1 litro
La que viene no tiene alcohol pero sí cafeína, quizá necesaria para soportar una larga fiesta donde casi todos estén curados menos tú.
“Este mocktail se puede hacer en copa de gin, que están bien de moda. Primero hay que llenarla de hielo, agregar una rodaja de naranja y otra de limón, unas 3 medidas de jugo de piña o maracuyá, rellenar con bebida energética de arándano —aunque también puede ser la clásica amarilla, que es rica igual— y un toque de agua con gas para bajar un poco el dulzor”.
Maldito Barman ofrece tres refrescantes opciones. La primera es muy frutal: en un vaso con hielo agregar 120 ml de jugo de sandía o de frutilla, más 60 ml de jugo frambuesa y 30 ml de jugo de pomelo. Finalizar con un chorrito de goma u otro endulzante a elección”.
La segunda es menos dulce y más compleja. “Se trata de hacer un té verde con ramitas de canela e infusionar hasta que enfríe. Luego, en un vaso con hielo, llenar hasta ¾ y terminar con un poco de jugo de pomelo y azúcar”, propone.
Pero su mocktail favorito es el siguiente: una versión virgen del deshuesado. “Originalmente tiene pisco, pero funciona perfecto como mocktail. Es jugo de huesillo —el que se ocupa para el mote con huesillo—, con un poco de jugo de maracuyá y un poco de limón, ¡Queda muy bueno!”, dice entusiasta.
Jugo de huesillo Copihue 3 litros
Advertimos que atravesar las Fiestas Patrias en sobriedad no será fácil. Cohen cree que “algunas personas te van a entender y apoyar si les cuentas tus razones; otras personas no te comprenderán. Al ser humano le cuesta aceptar lo que no entiende. ¡Para algunas personas no tomar en el Dieciocho puede ser revolucionario!”.
“Sugiero cambiar el foco y no autoexigirse a pegarse un martillazo en la cara, o que hay que hacerse bolsa porque es septiembre”, concluye el Maldito Barman. “Puede ser humorístico, son chistosos los videos de gente borracha y puede pasar a veces, pero no está bien que sea una costumbre y ciertamente no es obligación”.
*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 10 de septiembre de 2024. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.
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