Hace no tantos años se hacía difícil presagiar que una sopa con fideos, hecha normalmente a base de fermentado de porotos y muchas verduras, se convertiría en un plato mundialmente tan exitoso. Pero el ramen, esa preparación tan japonesa, de un sabor intenso que en Occidente no se encuentra, siguió los mismos pasos del sushi: primero se volvió popular y luego se comenzó a adaptar a las costumbres locales.

Al menos así ocurrió en Chile, donde ahora proliferan restoranes que sirven un ramen sin umami —ese gusto que le entrega el miso, la pasta de soya fermentada— o sin apenas productos del mar, las dos banderas principales de este plato.

Es que el ramen no es una comida sencilla, ni por sabor, ni por practicidad —¿se come con palitos, con cuchara, con ambos o con nada?— ni tampoco al momento de prepararlo, pues consiste en muchos y largos pasos, que deben estar minuciosamente coordinados para que coincidan al momento de servirlo.

Pero al mismo tiempo no deja de ser un plato reconfortante y deseable durante el invierno, cuando el cuerpo pide un buen caldo para terminar el día y acostarse bien temperado por dentro. Acá, entonces, nuestro simulacro de ramen, con el que cualquier japonés se espantaría pero que a nosotros nos alcanza para creernos más internacionales.

Ingredientes (para cuatro personas)

  • 2 litros de caldo de verduras o de pollo
  • 3 filetes de pollo deshuesados
  • 4 cucharadas de salsa de soya
  • 2 cucharadas de aceite de sésamo
  • 300 gramos de fideos de cocción rápida (sin agregar sazonador) o fideos de arroz
  • 2 cebollines picados finamente
  • 4 huevos
  • 200 gr de champiñones
  • 1 zanahoria picada en bastones finos
  • Sésamo

Preparación

  1. Poner el caldo en una olla, agregar las zanahorias, la salsa de soya, el aceite de sésamo y los champiñones laminados. Llevar a ebullición, bajar el fuego y cocinar por diez minutos.
  2. Saltear las pechugas de pollo con ajo y sal en un sartén hasta que queden doradas. Cortar en láminas y reservar.
  3. En otra olla con agua hirviendo, cocer los huevos por seis minutos. Pasado el tiempo, sacarlos y ponerlos en un recipiente con agua y hielo para detener su cocción.
  4. En la olla con el caldo, agregar los fideos, subir el fueg y cocer por el tiempo que diga su empaque o hasta que estén blandos. Apagar el fuego y dejar reposar unos minutos.
  5. En pocillos hondos, servir primero el caldo con los fideos y luego un huevo abierto, láminas de la pechuga de pollo, cebollín picado, bastones de zanahoria y sésamo.