No todo se barre. Cuando caen las hojas de los árboles estamos ante un buen ejemplo de cómo la naturaleza devuelve nutrientes al suelo en un ciclo virtuoso. Michelle de Rurange, fundadora de Chile Huerta, especifica que aportan carbono, por eso recomienda barrerlas solo de los espacios que no cubre la tierra. Se pueden guardar en sacos para ocuparlas como 'mulch', especie de acolchado hecho con hojas, paja o cáscaras de frutos secos, que protege las raíces de los vegetales cuando baja la temperatura, mantiene la humedad y ayuda en la captación de nutrientes y en el desarrollo de microorganismos que favorecen el sustrato.
Tierra de hojas
La diseñadora de ambientes y paisajes Amelia Muñoz es creadora de Jardines Comestibles, desde donde busca acercar la agricultura a la ciudad con talleres y el diseño de huertos. Suele usar las hojas secas como camas de cultivo mezclándolas con tierra y compost. O las aprovecha como sustrato: "Se juntan hojas en bolsas de basura (ojalá biodegradables), se deja bien cerrada en un lugar sin mucha humedad ni mucho sol, y unos cinco meses después se puede contar con un sustrato parecido a la tierra de hojas.
Humus de lombriz
Disminuye significativamente el olor y tiempo en el proceso de hacer compost, dice Nicolás Rodríguez, de Lompost Chile, donde además de este producto cuentan con lo necesario para desarrollarlo: lombrices y lombriceras; eso, junto con asesorías. Al hacer compost es importante considerar capas de hojas secas, por eso, si se tiene patio -dice Nicolás-, es bueno acumularlas en lugares donde hay tierra a la vista, así se aprovecha de proteger la capa vegetal mientras esas hojas esperan ser ocupadas en el compost durante el año.
Té de compost
En otoño es recomendable usar humus en los jardines y huertos, porque aporta fertilidad al suelo y ayuda a tener plantas sanas, dice Ale Ayres, de Mi Jardín Secreto. Sugiere también agregar té de compost: "Mejora el estado general de las plantas y es más fácil de absorber en esta época". Se puede fabricar sumergiendo en agua limpia, por dos o tres días, pequeñas cantidades de compost maduro envuelto en una tela de algodón.