Accidente cerebrovascular y anticonceptivos: ¿Cuándo preocuparse?
La semana pasada se conoció la noticia sobre el crítico estado de salud de la hija del humorista Mauricio Flores, quien sufrió de un accidente cerebrovascular con apenas 25 años. Una noticia que dio a conocer el mismo comediante a través de sus redes sociales y que, más adelante, sería detallada mediante un parte médico entregado por la Clínica Alemana, recinto donde la joven se mantiene en tratamiento hasta el día de hoy. “Está internada desde el lunes 27 de marzo en la Unidad de Paciente Crítico, afectada por una trombosis venosa cerebral. La paciente se encuentra con pronóstico reservado”.
Un accidente cerebrovascular, o más conocido como ACV, ocurre cuando se detiene o bloquea el flujo de sangre hacia el cerebro, causando en algunos casos la muerte de las células cerebrales (isquémico); o en su defecto, cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, generando sangrado en la cabeza (hemorrágico). La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 15 millones de personas sufren de esta afección al año.
Según datos del Ministerio de Salud, en Chile se registraron 29.542 egresos hospitalarios por ACV durante 2021, transformándose en la segunda causa de muerte, después de las enfermedades coronarias, y sin considerar la contingencia generada por la pandemia de COVID 19.
¿Pero qué podría explicar la causa de este evento neurológico en una mujer joven? En general, -y como primer punto- los estudios indican que las mujeres tienen algunos factores de riesgo asociados que podrían provocar accidentes cerebrovasculares. De hecho, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, que es la agencia de salud pública de Estados Unidos; estima que 1 de cada 5 mujeres americanas entre 55 y 75 años sufrirá un ACV en su vida.
“Representan un grupo especial, dado que existen múltiples factores que las predisponen a mayor riesgo de desarrollar un ACV. Entre estos se han descrito diferencias en los factores de coagulación, hormonales, genéticos, inmunes y también sociales que finalmente contribuyen a este aumento”, indica el artículo Enfermedad Cerebrovascular en Mujeres: Estado del Arte y Visión del Cardiólogo, publicado en la Revista Colombiana de Cardiología.
Por eso, por ejemplo, en 2014, la Asociación Americana del Corazón lanzó su primera guía para la prevención del ACV en mujeres. En ella se señala que el uso de anticonceptivos orales -por su efecto en cuanto al riesgo de coagulación sanguínea- aumenta de forma exponencial la probabilidad de sufrir uno de estos ataques.
Éste, dice el neurólogo de la Red de Salud UC Christus, Patricio Sandoval, es uno de los elementos más relevantes a la hora de explicar el ACV trombótico en mujeres jóvenes, como podría ser el caso de Danika Flores. “Si bien no es la única causa, al menos en la mitad de los casos, es la única que se logra identificar. Entonces es relevante. No obstante, hay ciertas condiciones genéticas que llamamos trombofilias -que es cuando la sangre se coagula fácilmente- que predisponen a estos fenómenos y que se suman al efecto generado por los anticonceptivos. Esa es la explicación de por qué esto le ocurre a algunas mujeres y no a todas, porque pueden haber trombofilias débiles o latentes, que por sí solas no alcanzan generar tombos, pero que con los anticonceptivos, aumentan la probabilidad de trombosis”, sostiene el especialista.
“Todos los anticonceptivos con estrógenos -ya sea las pastillas combinadas, el parche, el anillo vaginal o los anticonceptivos inyectables- se asocian a un aumento del riesgo de ACV trombótico”, dice la ginecóloga de la Red de Salud UC Christus, Pilar Valenzuela y agrega: “Pero en general son eventos infrecuentes. En promedio, el riesgo es menor a uno en diez mil por cada año, entonces es importante transmitir la magnitud porque la probabilidad es baja”.
Es por eso que hacer un buen análisis médico antes de prescribir un anticonceptivo puede resultar esencial para prevenir estos eventos neurológicos. Además de considerar factores genéticos, los y las ginecólogas evalúan la presencia de diabetes, migrañas con aura, hipertensión, obesidad o tabaquismo; todos elementos que podrían multiplicar las posibilidades de ACV trombótico.
¿Pero qué pasa con quienes ya tienen estos factores alterados? “Por lo general, les indicamos métodos no hormonales o anticonceptivos que contienen progestina. Hay alternativas que van desde pastillas que se toman todos los días, hasta inyecciones cada tres meses, implantes subcutáneos o dispositivos intrauterinos, como los Mirena”, explica Valenzuela.
Además de mantener un estilo de vida saludable, el neurólogo Patricio Sandoval indica que para prevenir este tipo de eventos es clave acudir a un especialista antes de tomar anticonceptivos, para que se pueda evaluar con detalle el historial clínico de la persona antes de iniciar el tratamiento.
Además, recomienda mantener buenos niveles de hidratación porque el agua permite que la sangre se encuentre más líquida y, por ende, menos propensa a coagularse. “A diferencia del ACV típico, donde se producen dificultades de habla o movilidad, en estos casos (trombóticos), el principal síntoma es tener una cefalea que es nueva, de inicio reciente, persistente y que cada día es peor. Es un dolor distinto, a veces es localizado, o puede ser en toda la cabeza, pero que no se pasa con nada. En esos casos, hay que acudir lo antes posible a algún recinto asistencial porque, mientras antes se detecte, el pronóstico puede ser más favorable”.
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