Adiós a la bolsa de plástico

Varias ciudades chilenas se han sumado a la tendencia mundial de reducir drásticamente el uso de estos contaminantes envoltorios que son cada vez más cuestionados. Aquí, las claves para entender el fenómeno.




Paula 1146. sçabado 26 de abril de 2014.

Varias ciudades chilenas se han sumado a la tendencia mundial de reducir drásticamente el uso de estos contaminantes envoltorios que son cada vez más cuestionados. Aquí, las claves para entender el fenómeno.

Entre 500 mil millones y un billón de bolsas de plástico son usadas en el mundo anualmente. Una industria colosal que termina repartida en el mar: 10% de todos los desechos que hay en la costa son bolsas plásticas, demoran unos 300 años en desintegrarse y finalmente terminan convertidos en pequeñas moléculas de componentes tóxicos que, mezcladas con la arena y el agua, entran a la cadena alimenticia de animales marinos con resultados catastróficos, intoxicando a la fauna marina y llegando a sus estómagos. Las consecuencias de su uso excesivo son de tal magnitud –hay corrientes marinas enteras de plástico, islas tapadas por ellas y han llegado hasta el círculo ártico y en algunas zonas se ha encontrado plástico en los estómagos de casi todos los peces– que la tendencia a dejar de usarlas es mundial: España, Alemania, Israel, Inglaterra y ciudades como Buenos Aires y México DF cobran por cada bolsa de plástico que se usa en el supermercado.

Impuesto al plástico en el mundo

Irlanda fue el primer país europeo en aprobar el Plas Tax en 2002, un impuesto de 22 centavos de euro por cada bolsa plástica que las personas pidieran en los comercios, con lo que las redujeron en 90%. Ese mismo año Bangladesh también prohibió su uso, luego de que se comprobara que estas habían bloqueado los desagües y causado graves inundaciones en el país. En 2007, San Francisco fue la primera ciudad estadounidense en prohibir las bolsas plásticas en supermercados, evitando el uso de 5 millones de bolsas de plástico cada mes. El año pasado la norma se amplió a todo el comercio y los restoranes.

Las bolsas plásticas demoran 300 años en desintegrarse y llegan de una u otra manera al mar: se descomponen en pequeños petro-polímeros tóxicos que intoxican a la fauna marina.

Sin bolsas en Pucón y Punta Arenas

La iniciativa también se está imitando en varias ciudades chilenas. En Pucón –donde las bolsas plásticas son el principal desecho que llega al vertedero local– desde diciembre se está implementando un plan gradual: por estos primeros seis meses solo se entregarán tres bolsas plásticas por persona en los comercios, luego serán dos por igual periodo y así, hasta llegar a la erradicación definitiva. Mientras que Punta Arenas aprobó en enero una ordenanza municipal que señala que en locales comerciales solo se podrán entregar bolsas reutilizables de género o papel y se dará un año de plazo para practicar la medida. El no cumplimiento tendrá una multa de entre 60 y 200 mil pesos. A esto se suman iniciativas similares que están siendo estudiadas, de prohibir la utilización de bolsas plásticas en el comercio en los municipios de Torres del Paine, Puerto Williams, Cochrane, Villa O'Higgins, Tortel, Chile Chico e Isla de Pascua.

Tres tipos

Plástico convencional: fabricadas a partir de materias primas de origen fósil (petróleo), tardan entre 150 y 400 años en desintegrarse. En Chile se consumen 250 millones de estas bolsas al mes, según cifras del Ministerio del Medio Ambiente 90% de ellas termina en vertederos.

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Oxo-degradable: muy comunes en algunas tiendas de retail, tienen el mismo origen fósil que las bolsas comunes, pero se le agrega un aditivo químico que acelera su proceso de degradación a dos años. Sin embargo, han sido muy cuestionadas en Europa porque no han cumplido con los estándares aceptados para considerarlas como biodegradables (que se conviertan en compost) ya que luego de su desintegración quedan pequeñas partículas tóxicas que se acumulan en vertederos y océanos. En Italia, que tiene como objetivo erradicar los plásticos en 2015, fueron prohibidas, al igual que en San Francisco.

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Bioplástico compostable: mitad de origen fósil y mitad de origen vegetal (de almidón del maíz o papa), en 180 días se convierten en tierra de hojas. Cuestan el doble que una bolsa de plástico común aunque, como su demanda aumenta, su costo está bajando. En Chile la empresa Biobag, líder en Europa y EE. UU. en bioplásticos compostables, está empezando a vender a $1.250 el paquete de 12 bolsas.

*Las bolsas plásticas terminan convertidas en componentes tóxicos que llegan como alimento a las especies marinas.

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