Amor cuando hay un trastorno de salud mental

Amor y salud mental

Cuando una persona vive con depresión, ansiedad, u otro trastorno de salud mental, ir a terapia es fundamental. Pero fuera de la consulta, los vínculos que construya –especialmente el de pareja– pueden ser un apoyo esencial para enfrentar los desafíos que se presentan. En estos casos el amor, la comunicación y el autocuidado son claves en la construcción de relaciones saludables.




En Chile, existe una prevalencia mayor de trastornos mentales y sus síntomas en mujeres. Así lo afirma la última versión del Termómetro de la Salud Mental realizado por la ACHS y la Universidad Católica en donde se percibe un alza de 5,8% respecto al segundo semestre de 2022 en mujeres que presentan algún problema de salud mental. El mismo estudio asegura que las mujeres asisten más a terapia que los hombres, casi triplicando las cifras con un 19,8% versus un 5,4%.

La psiquiatra María Arroyo-Segovia lo ve en su consulta. “Ellas van mucho más impulsadas por su propia conciencia de que hay algo que les pasa que no está bien con ellas, que les está haciendo sufrir y afectando en su vida”, dice la profesional. Y en eso, las relaciones de pareja suelen ser muy relevantes.

Le pasó a Noemi (21) cuando hace seis meses los problemas familiares empezaron a afectar la relación con su pareja. “Los primeros meses fueron muy difíciles porque no lograba conseguir hora con un psiquiatra. Cuando lo hice, me diagnosticaron depresión y comenzó mi tratamiento, un proceso lento y difícil que ha afectado bastante también a mi pololo. Comencé a estar muy ausente en mi relación y no tenía energía ni ganas de nada. Era problema tras problema. Mi pareja comenzó a sufrir mucho, se le veía súper mal, angustiado”, recuerda.

En contraste, Javiera (23) -que se encuentra en tratamiento desde 2019 por depresión- ha notado una clara mejoría en su noviazgo al empezar a ir a terapia. “Antes la relación con mi pareja estaba teniendo problemas porque él pensaba que no me hacía feliz. Por más que le explicaba que él no es responsable de mi felicidad, seguía sintiéndose triste por eso. El tratamiento ha ayudado, ahora él sabe más sobre mi trastorno y ha entendido que él no tiene ningún deber con mi felicidad”, afirma.

Amor y terapia

La doctora Arroyo-Segovia afirma que si bien no es tan relevante en la terapia que las pacientes estén solteras o no, es la actitud de la pareja la que puede tener repercusiones en el estado mental de ellas. “No tiene que ver tanto con la pareja, sino más bien con múltiples factores dentro de los cuales está el tipo de pareja que se tenga”, afirma

La pareja como apoyo

Para Jo (22), su polola ha sido un gran apoyo en la mejora de su ansiedad y depresión. “Estar en una relación con una persona que no tiene ansiedad, es conocer otro mundo. Darme cuenta de que mis preocupaciones son ideas que mi propia mente inventa ha sido una experiencia de autoconocimiento y de entender que hay algo mal en mí y así motivarme a buscar la forma de arreglarlo”, comenta.

En su caso, su relación de pareja funciona como una contención. “Uno de los síntomas que tengo por mi depresión es el insomnio. He intentado retomar mi sueño de forma más personal, con hábitos y cosas naturales. Y aunque los remedios me sirven, dormir con mi pareja es otro nivel de calma y protección. Es muy lindo”, asegura. Además, dice que ha sido muy importante contar con una pareja que la incentiva a hablar pero que respeta sus tiempos y comprende sus cambios de ánimo y pensamientos ansiosos. “Siento que de alguna forma ella ha querido aprender a quererme así” dice.

La psiquiatra Arroyo-Segovia recalca el impacto que una pareja empática tiene en las pacientes y su desarrollo respecto de sus patologías. “Cuando se dan una serie de condiciones muy beneficiosas, la relación se convierte en algo extremadamente protector y benéfico”, afirma.

Las complicaciones

Cuando nos encontramos en el otro extremo, es decir la pareja no está siendo vista como un apoyo, la vulnerabilidad de la relación se hace presente. Y es que no todas las personas están preparadas para una relación con alguien que sufre de algún trastorno mental ni tienen las herramientas emocionales necesarias para ello.

Lía (21) recuerda un incidente con un chico con el que iba a salir y que la ignoró luego de que ella le contara que tenía TLP (Trastorno Límite de la Personalidad). “Yo pensaba decírselo en persona, porque siempre prefiero decir esas cosas así, pero esta vez estábamos chateando y como salió el tema, se lo dije. Él me dejó el visto y cuando le pregunté qué había pasado, me dijo que había tenido súper malas experiencias de gente con TLP y que no quería seguir hablando conmigo’”, cuenta Lía.

Para ella, el TLP significa problemas en sus relaciones interpersonales debido a los pensamientos intrusivos propios del trastorno. “Desconfío harto, hasta el punto de decirme a mí misma ‘esta persona no te quiere, solo está jugando contigo y te está viendo la cara de estúpida’. Y mi cerebro me dice que tengo que reaccionar de forma violenta, diciéndole cosas feas. O incluso con violencia física” afirma.

Actualmente se encuentra en una relación y asegura que está feliz, aunque los comportamientos producidos por su diagnóstico le han provocado algunos problemas con su novio, como el ignorarlo luego de que él le respondiera poco seguido durante una junta con sus amigos. “Desde entonces me avisa ‘oye, voy a estar haciendo esto, puede que no te conteste, acuérdate de que te quiero mucho. No es que no quiera contestarte’”.

Por eso los expertos dicen que es importante que quienes sufren de algún trastorno mental, y están en una relación, comuniquen e informen a la pareja sobre el diagnóstico. Varias personas deciden apoyar a quien está en tratamiento buscando información sobre el trastorno para saber qué esperar y cómo actuar. Lo importante es saber que los trastornos mentales afectan todo en la vida de quien los sufre, desde los síntomas como la ansiedad o pensamientos intrusivos, hasta la manera en que se relacionan con sus pares. Una relación implica un nivel de intimidad y vulnerabilidad que hace necesaria la comunicación y entendimiento mutuo para que así la pareja sea un apoyo en el tratamiento.

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