Aquí trabajo yo: Teresa Aninat
"Nunca he sentido que tengo un lugar en el mundo y, de hecho, parte de mi obra ha surgido de esa inquietud. Este espacio donde actualmente trabajo está ubicado en el fondo del jardín de la casa donde vivimos con mi familia, donde antes había un garaje para guardar autos. La nuestra es una casa de los cincuenta, y la habitamos hace veinte años. Me apropié de este espacio cuando comencé a hacer "tertulias" con amigos, y adquirió una cosa más de jolgorio. De a poco lo amplié y fui trayendo mis cosas. Encontré una piedra, que fue parte de una exposición que hicimos con Aninat & Swinburn, y la imprimí con tipografía que dice: El Lugar. Es la pieza fundacional de este espacio, y está junto a la entrada.
Hice mío El Lugar. Hasta aquí llegan todos mis viajes, que son experiencias de arte. Creo que mi trabajo es sobre el amor y la aventura. En cada viaje que hago aparece el desafío de ir y llevar hasta ahí mis artefactos. El Lugar es multiuso y está en permanente cambio. Hace dos días era completamente distinto a lo que hay ahora, y mañana será otro. Los muros van recogiendo cada experiencia según lo que me va pasando. El muro que está frente a la entrada, que es el más grande, me permite hacer un mapping; ver dónde estoy parada y qué relaciones puedo establecer.
Ahora en el muro hay registrado un viaje a Punta Arenas y Tierra del Fuego que hice este año. Ahí, en un paseo por la orilla de Bahía Inútil, sentí que podía conectar con los pasos iniciales que dieron los conquistadores que vinieron de España siglos atrás. Lo primero que ellos hacían al desembarcar era bendecir la Tierra con fe. Esa vez llevé algunos palos y cuerdas que había ocupado en un ejercicio anterior, y con ellos fui sopesando las piedras. A través del registro de esa acción, de vuelta en el taller, empecé a ver el Estrecho de Magallanes como un paréntesis.
Al mirar el Estrecho uno puede sentirse mirando el pasado. Recuerdo que al cruzar de vuelta revisé mi propio pasado, conectado con mi infancia. Relacioné la figura del padre, que es la figura del héroe, con la de Magallanes. Al regresar a Santiago me pareció una visión colonizadora hablar sólo del Estrecho a través de esta figura, pero ocurre que cuando un lugar se nombra aparece en el mundo. Por eso para mí era importante Fernando de Magallanes y la fecha en que descubre el Estrecho. Así pensé en sacarle la Carta Astral a ese lugar geográfico y a ese personaje histórico.
La única manera de llegar a ese paisaje del pasado era a través de la bóveda celeste. Con la Carta Astral podía saber a ciencia cierta cómo estaban los planetas en el momento en que se descubrió el Estrecho. Para eso contacté a Javier Ibacache, que estuvo encargado de la programación de las artes escénicas del GAM, y me gustó que él tuviera una lectura astrológica desde el escenario, un relato muy escénico. Eso me hacía a mí disponerme en una actitud menos intuitiva para entender lo que estaba haciendo.
A diferencia de los trabajos anteriores en los que hice aparatos, ahora mi intermediario con el paisaje era Javier. Entonces en cuatro sesiones hicimos cuatro Cartas Astrales, y después yo elaboré cuatro anclas de bronce con la figura de esas lecturas, en las que hay dos ejes principales, el horizonte y el tiempo. Con esas anclas viajé de vuelta al Estrecho de Magallanes y las sumergí en el agua, que fue una especie de encuentro de la bóveda celeste con lo profundo. Recuerdo que a nivel del cuerpo no podía sostener las anclas, fue un desafío físico muy distinto a las otras acciones que he realizado.
El Lugar es donde sopeso todo. Es el lugar de la observación. Ahora viene poner ese viaje en el muro. Es que cuando están en el muro, las cosas adquieren un valor de lectura. Acá realmente las puedo mirar y hacer conexiones. Esto me permite ir descubriendo qué es lo que realmente hice y qué es lo que voy a hacer. Actualmente, parte de este trabajo de las anclas que estoy desarrollando se está exponiendo en Barcelona y en el Estrecho Magallanes, pero no sé que vendrá después. Quizás este sea su lugar.
Aquí hago desde largas jornadas de trabajo hasta comidas con mis amigos. Los muebles tienen ruedas y todo es móvil, para que vaya cambiando. Colgada del techo tengo una bola de espejos porque me gusta mucho bailar y también hay un proyector donde a veces vemos películas. Este es un lugar híbrido, donde cabe la coreografía y el viaje. Es un lugar íntimo, que se parece mucho a mí, donde entran sólo las personas que más quiero. Aquí está reunido el acto de acoger y el de amar".
Teresa Aninat (45) es artista visual y actualmente está trabajando en varios proyectos paralelos. Uno de ellos es sobre el Estrecho de Magallanes.
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