El árbol amazónico que nutre la belleza
El aceite que se extrae de las semillas del castaño del Amazonas contiene tal cantidad de antioxidantes, vitaminas, proteínas, minerales y oligoelementos esenciales, que la industria de la belleza lo llama "el salvador de la piel". Así se explica que The Body Shop, que aterriza a mediados de julio en Chile, lo tenga como ingrediente fundamental en 250 de sus productos, entre mantecas de cuerpo, jabones y exfoliantes. Un elixir que se extrae del fruto de un árbol casi imposible de encontrar y de cuya cosecha fue testigo una periodista de Paula.
Paula 1201. Sábado 4 de junio de 2016.
El camino es largo. La primera parada es Puerto Maldonado, pequeña ciudad al sudeste de Perú, donde el suelo está cubierto por selva amazónica. Luego, hay que atravesar una carretera destruida por las inundaciones, hasta llegar a Infierno, donde vive la comunidad de indígenas ese'eja. Con algunos de ellos hay que subirse a una lancha y entregarse a la aventura: navegar cinco horas río Tambopata arriba (luego serán 5 horas río abajo), soportar 38 grados de calor y humedad a ratos asfixiante, el sudor constante, embetunarse con litros de repelente (no solo la piel, también la ropa) para protegerse de los mosquitos. En la caminata de una hora por un sendero de barro es imposible no deslumbrarse con ejércitos de enormes hormigas que cargan hojas, tucanes que comen frutos en la cima de las palmeras, pequeños monos que rugen como si fueran gorilas para marcar su territorio. Y sí: también hay que acostumbrarse al chirrido de infinitos insectos que se escuchan, pero nunca se ven, y hacerse la valiente para aceptar que esa tarántula gigante es solo la cría de otra más grande llamada Chicken tarantula, porque la madre tiene el porte de una gallina. Todo eso hay que experimentar para llegar a él: un árbol alto, el más alto de todos los que crecen en el Amazonas. Es el llamado Bertholletia excelsa o castaño del Amazonas, una especie de biología curiosa –o "caprichosa" según algunos botánicos–, de la que solo crece un ejemplar por hectárea y que para desarrollarse necesita irremediablemente la biodiversidad de la Amazonía. Prueba de ello es que, si bien se han hecho intentos por desarrollar cultivos fuera de la selva (y no solo en Perú; también en Brasil y Bolivia, en cuyo Amazonas también crece este árbol), todos han fracasado. 34 años tienen que pasar para que esta joya dé frutos por primera vez. Un fruto que brota solo en su copa que se ubica donde termina su tronco, a 54 metros de altura: una castaña que más parece un coco, en cuyo interior hay entre 15 a 25 semillas, y que solo entre diciembre y abril cae desde el cielo hasta el suelo plagado troncos, helechos, insectos y animales salvajes. Es ahí cuando los llamados castañeros –hombres y mujeres de la zona– se insertan en la selva a recolectarlos, machete en mano para romper su cáscara.
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Desde las alturas así se ve el río Tambopata, en el Amazonas peruano.[/caption]
El poder cosmético de una semilla
70% de cada semilla del castaño del Amazonas está compuesto de aceite: un elixir rico en vitamina A (que ayuda a la reparación de los tejidos del cuerpo y a mantener la piel suave, flexible y sana), en vitamina C (que reduce líneas de expresión, arrugas y manchas; activa la síntesis de colágeno, minimiza la irritación y hace más efectiva la absorción de las cremas) y en minerales y oligoelementos esenciales para la vitalidad de la piel. Fueron esas propiedades la que volvieron a este aceite un insumo tan apetecido por la industria cosmética y, en especial, para Anita Roddick, fundadora de la marca de origen inglés The Body Shop, y quien fue pionera en sumarlo como ingrediente a sus fórmulas, comprando en un inicio la cosecha a productores en Brasil.
En paralelo, la recolección de la castaña del Amazonas se convirtió en un boom en Madre de Dios, la región que concentra el Amazonas peruano, principalmente de los habitantes de su capital, Puerto Maldonado. En un principio trabajaron impulsados por la industria de los alimentos, ante la creciente demanda de países amantes de los nuts como Holanda y Estados Unidos, hasta que en 1989 se produjo el salto a la industria de la belleza. Sucedió cuando el matrimonio de limeños formado por los economistas Lupe Lanao y Gastón Vizcarra crearon Candela, una organización de comercio alternativo que busca fomentar la comercialización de productos orgánicos, pero impulsando cadenas de valor basadas en el respeto a la biodiversidad. Por eso, tras advertir que las semillas que la industria de alimentos rechazaba por no alcanzar el calibre determinado se iban al tacho de la basura, a la dupla se le ocurrió elaborar con esa merma otro producto: el aceite de castaña. Un poco de ese elixir llevaron en una botella de Coca-Cola a una feria de productos naturales en Londres con el fin de convertirse en proveedores de The Body Shop. Allí conocieron a Roddick. La marca, que partió comprando 300 litros anuales, hoy adquiere 30 toneladas con las que elaboran 250 productos, entre ellos mantequillas para el cuerpo, cremas hidratantes y jabones.
Para obtener las semillas del castaño amazónico, los recolectores se internan en las selva hasta encontrar el fruto, cuya corteza es tan dura que solo la pueden abrir con un machete.
Las 25 semillas que en promedio guarda el fruto del castaño del Amazonas están compuestas en un 70% por un fino aceite amarillo claro, sin olor y dulzón con altas propiedades hidratantes,
calmantes y antioxidantes. Un óleo muy cotizado por la industria de la belleza.
Comercio justo
En 1987, cuando la marca The Body Shop cumplía 11 años, su fundadora Anita Roddick implementó un sistema de comercio justo con proveedores, algo que hasta entonces ninguna marca de belleza había llevado a cabo. El modelo consistía en comprar materias primas de primera calidad a comunidades indígenas repartidas en distintos rincones del mundo, pagando por ellas, antes de la cosecha, un valor justo –definido por ambas partes–, para así ayudarlos a mejorar sus condiciones de vida, de trabajo y también fomentar el cuidado del medio ambiente. El modelo que funciona hasta hoy, y que demanda visitar constantemente a comunidades en lugares remotos de 21 países del mundo, ha traído grandes beneficios a la marca: según estudios, es ese trato justo el que impulsa a 70% de sus consumidores a comprar en sus tiendas.
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La primera tienda de The Body Shop en Chile abrirá a mediados del julio en Mall Plaza Egaña.[/caption]
Para extraer castañas desde el Amazonas, los castañeros pagan una concesión al Estado peruano que les permite extraer el fruto y luego venderlo a una planta procesadora. Elda Vera González es una de ellas. Dueña de 790 hectáreas (donde hay 400 castaños), para recolectar los frutos, entre enero y abril deja su casa en Puerto Maldonado y se instala en una choza en la selva para salir a recoger los frutos con ayuda de otras 3 personas.
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