¿Qué árbol quieres ser al morir?
Esa es la pregunta que está detrás del proyecto italiano Capsula Mundi. Su propuesta es que nuestros restos mortales sirvan de abono al árbol de nuestra elección y así descansar como un roble o eucalipto y transformar el cementerio en un gran bosque para recordar a quienes han partido.
Paula 1215. Sábado 17 de diciembre de 2016.
"Un árbol tarda entre 10 y 40 años en crecer, mientras que un ataúd de madera es usado, a lo más, por tres días, provocando un enorme impacto medioambiental. Y lo que queremos es plantar un árbol en lugar de cortarlo", afirma Raoul Bretzel, diseñador industrial residente en Milán quien, junto a su colega Anna Citelli, crearon en 2003 Capsula Mundi, proyecto que cuenta con casi 40 mil seguidores en su Facebook. Se trata de entierros orgánicos, cuya premisa se basa en que la muerte es un fenómeno biológico en el que el cuerpo sigue produciendo elementos a través de transformaciones naturales. "De alguna manera sigue viviendo, pues está alimentando otra vida al servir como abono para un árbol y, de paso, contribuimos al medio ambiente", explica Anna.
La cápsula –de forma ovalada– está elaborada de materiales orgánicos biodegradables y, dentro de ella, el cuerpo es enterrado en posición fetal junto al que se pone la semilla del árbol elegido. El resultado serían enormes bosques memoriales que pretenden reemplazar las tumbas de piedra y preservar la vida de los árboles, mientras que los familiares se ocupan de su cuidado y mediante un sistema de coordenadas GPS las personas podrían encontrar el árbol de un determinado difunto.
Capsula Mundi está aún en etapa de recaudación de fondos para hacerla una realidad. Sin embargo, la barrera más grande para concretar el proyecto es cambiar la legislación para permitir sepulturas ecológicas. Por ejemplo, en Italia y en gran parte del mundo la ley impide el entierro en áreas que no estén destinadas a un cementerio. Pero, mientras tratan de cambiarla, los diseñadores este año comenzaron a fabricar una cápsula más pequeña para cenizas que venderán en Inglaterra, Canadá, Australia y algunos lugares de Estados Unidos, donde los entierros verdes sí son legales. www.capsulamundi.it
Mientras esperan cambios en la legislación italiana –que no contempla entierros ecológicos– los diseñadores Raoul Bretzel y Anna Citelli lanzaron este año una cápsula del mismo tipo, pero para cenizas.
¿Cómo idearon este proyecto, especialmente en una sociedad que ve a la muerte como tabú?
Diseñar objetos para la vida humana involucra crear un cierto estilo de vida para nuestra sociedad. Esto es lo que nos motivó a reflexionar acerca de cuál es el legado que los objetos que diseñamos dejan tras nosotros. Vemos la muerte como un fenómeno inevitable en el camino biológico de todos los seres vivos, entonces, pensar en una urna verde es dejar un legado para la posterioridad y generar futuro para nuestro planeta.
¿Cómo se enmarca el proyecto Capsula Mundi en la sociedad de hoy, en la que coexisten tantos credos?
Este proyecto trasciende cualquier credo porque creemos que todos los seres vivos son parte de la vida en la Tierra. El árbol es una conexión entre el cielo y la Tierra, independientemente de la cultura y religión a la que pertenezcamos. Por eso queremos dejar los bosques intactos, sin marcas ni escrituras.
¿Qué árbol les gustaría ser?
Anna prefiere ser un árbol frutal, tal vez un manzano. Raoul, un jacarandá.
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