Ayunar o no ayunar: ¿Sirve de algo dejar de comer?
“En mi búsqueda por mejorar, cambiar mi vida y mejorar mi salud, conocí el ayuno. En febrero del año pasado viajé a Costa Rica a Tanglewood Wellness Center para hacer un ayuno por 11 días. Este año, voy por un cambio más completo y profundo. Solo que esta vez, por 21 días, desde mi casa, aislada y supervisada por el guía Loren Lockman. Sin la compañía de otros ayunantes”. Esto escribió la modelo Roxana Muñoz en su cuenta de Instagram -donde es seguida por 166 mil personas- el pasado 13 de julio.
Ayunar no es nada nuevo. De hecho, en los últimos años se popularizó hacer ayunos intermitentes con el fin de desintoxicar el organismo o bajar kilos extra. Algo muy diferente a la idea de hacerlo de manera prolongada y con supervisión remota. No por nada la decisión de Muñoz desató tanta polémica, al nivel que incluso el Colegio de Nutricionistas la denunció por atentar contra sus seguidores: “Creemos que este tipo de iniciativas promocionan tratamientos que no tienen ningún asidero científico y atentan contra la salud de las personas”.
Loren Lockman, líder de Tanglewood Wellness Center y asesor de Muñoz ya gozaba de fama mundial y el ayuno de la influencer coincidió con el estreno del docurreality Para bien o para mal (Netflix), donde aparece como uno de los protagonistas en el episodio sobre el ayuno. Ahí se muestra cómo dos personas fallecieron mientras estaban tratándose en sus distintos centros (el primero en Estados Unidos y el segundo en Costa Rica) y cómo es que Lockman guía estas “dietas” sin ser médico ni nutricionista de profesión. De hecho, en el sitio web del centro, lo describen como “un orador talentoso, un pensador original, un maestro y entrenador dedicado y experto en la Sanación”.
¿Sirven de algo los ayunos? ¿Es posible desintoxicar el cuerpo dejando de comer por tiempo prolongado? Y lo más importante ¿cuáles son los peligros que conlleva?
El ayuno intermitente
Se puede ayunar sin dejar de comer tres semanas. Una de las formas más populares de hacerlo es a través del ayuno intermitente, donde se deja de comer por un tiempo acotado, pudiendo hacerse dos días a la semana o varias horas al día. Incluso existen aplicaciones de descarga gratuita que guían el proceso que recomiendan con qué alimentos romper el ayuno y que felicitan al usuario cuando cumple “metas” relacionadas con no comer.
Según el National Institute on Aging de Estados Unidos existen cientos de estudios en animales y humanos que demuestran que el ayuno intermitente puede llevar a mejorar condiciones de salud tales como obesidad, diabetes, salud cardiovascular, cáncer e incluso desórdenes neurológicos. Lo que no se ha logrado demostrar son sus efectos en el largo plazo.
Tampoco hay certeza sobre los beneficios que podría obtener una persona que tiene un peso saludable, un menor de edad o un adulto mayor, pues los estudios normalmente se conducen en personas con sobrepeso y de mediana edad.
Por otro lado, la médico y Máster en Salud Pública, Monique Tello, escribe en la revista digital de la Escuela de Medicina de Harvard: “Hay buena evidencia científica que sugiere que el ayuno de ritmo circadiano (donde se deja de comer entre las 7 de la tarde y las 7 de la mañana), al ser combinado con una dieta y un estilo de vida saludable puede tener un efecto particular en la pérdida de peso, especialmente para personas con riesgo de diabetes. Sin embargo, personas con diabetes avanzada o que toman medicación por diabetes, que tienen historia de desórdenes alimenticios, están embarazadas o amamantando, no deberían intentarlo sin la supervisión de un especialista”.
Dana Bortnick, nutricionista de Clínica INDISA, suma otros beneficios: “Generalmente hay una pérdida de peso entre el 2% y el 8% del peso inicial en dos meses, reduce la resistencia a la insulina disminuyendo los niveles de glucosa en la sangre y los niveles de insulina en ayunas y algunos estudios muestran una reducción en los marcadores de inflamación, aunque se necesita más investigación en el tema para evaluar ese efecto”.
Ayunos prolongados
Pero claro, un ayuno de algunas horas de duración no llama tanto la atención como uno que dura casi un mes completo. La mayoría de estos ayunos tienen una baja ingesta calórica, pero aún así se consumen alimentos, siendo los principales frutas, verduras y jugos producidos con ellos. A diferencia del ayuno solo con agua, aquí se siguen recibiendo minerales y vitaminas, aunque en bajas cantidades.
No existen muchos estudios en relación a estos ayunos prolongados, pero un estudio de la Universidad de Memphis, publicado en 2010, estudió la salud de personas que se sometían al Ayuno Daniel, popular entre algunas comunidades evangélicas, el cual consiste en consumir durante 21 días frutas, verduras, granos enteros, legumbres y semillas, intentando no superar las 200 calorías diarias.
El estudio demostró que este tipo de ayuno era bien tolerado en hombres y mujeres sanos y que incluso podía mejorar factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, principalmente porque los efectos a corto plazo son positivos y quienes lo realizan intentan mantenerlos en el largo plazo, por lo que tienden a seguir hábitos de alimentación saludables.
“El principal riesgo del ayuno prolongado, que se entiende por ayuno de más de un día, es el Síndrome de Realimentación, que es el conjunto de alteraciones metabólicas desencadenadas cuando las personas vuelven a comer”, dice Bortnick y agrega: “Estas alteraciones pueden llegar a ser tan graves que pueden causar la muerte. Otros efectos observados son irritabilidad, somnolencia, mareos, hipotensión y problemas cardiovasculares”.
El mito del detox
No necesitamos ayunos, dietas ni jugos prensados en frío para desintoxicar nuestro cuerpo. La solución es mucho más sencilla y barata, pues el cuerpo humano cuenta con órganos como los pulmones, hígados, intestinos y riñones que desintoxican el organismo a diario, sin tener que consumir nada especial.
Ya en 2008 el medio Women’s watch de la Universidad de Harvard advertía que las dietas restrictivas y todo aquello que implique una baja importante de ingesta calórica diaria termina dañando el metabolismo, volviéndolo más lento y haciendo, inevitablemente, que una vez terminada la dieta se de un temido rebote de peso.
“Los programas de detox que se promocionan al público son procedimientos tipo hágalo usted mismo que buscan eliminar estas supuestas toxinas responsables por una variedad de síntomas, incluyendo dolores de cabeza, hinchazón, dolor en articulaciones, fatiga y depresión”, explica el artículo. “Los productos detox no están disponibles con prescripción médica; se venden en tiendas de retail, en spas, en internet y por correo. Muchos se promocionan como útiles para desintoxicar órganos o sistemas específicos, mientras que otros serían purificadores para todo el cuerpo”, agrega.
Aún así, durante un detox las personas se suelen sentir mejor, con más energía y capaces de mantener un ciclo de sueño saludable. Pero esto se debe a que dejaron fuera de sus posibilidades las comidas altamente procesadas, frituras y comida que, en general, deberíamos comer rara vez y no como parte de nuestra dieta semanal.
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