Con mi socia Laura nos conocimos en un taller de cerámica por vaciado a finales del 2015. A ambas nos interesaba la cerámica pero yo hasta ese momento lo veía como un hobby. Durante las clases nos dimos cuenta de que teníamos una visualidad muy parecida, de que teníamos los mismas referentes y por eso al poco tiempo, y de manera muy natural, nos hicimos amigas y creamos Cerámicas Diógenes.
La cerámica por vaciado que hacemos nosotras es una técnica en serie. A diferencia de lo que ocurre con el modelado, trabajamos con un molde de yeso que fabricamos nosotras mismas y que se llena con cerámica barbotina líquida para formar las figuras. Una vez que el yeso absorbe la humedad de la cerámica y se seca, lo abrimos y podemos sacar la figura. Los moldes se reutilizan y por eso podemos hacer muchas piezas iguales. Esta posibilidad de producir en serie es uno de los atractivos de la técnica, pero a su vez, hace que sea un poco ninguneada por algunas personas que la vinculan solamente al menaje -con hacer platos y tazas- y que por eso la consideran menos artística que el modelado. Para nosotras la cerámica por vaciado tiene un valor histórico muy importante porque es la técnica que usaban empresas chilenas como Loza Penco o Fanaloza, y que se ha ido perdiendo con los años. Cuando empezamos con este proyecto tuvimos que recurrir a los pocos artesanos que van quedando de esas industrias y que ahora tienen sus propios talleres. 
En el proceso productivo, la primera parte consiste en elegir los objetos que queremos producir. En esta etapa de selección participamos Laura y yo. Por lo general nos ponemos de acuerdo rápido porque ambas tenemos una afinidad por los juguetes antiguos y las figuras decorativas de otras épocas y en eso hemos trabajado desde que creamos Diógenes. De ahí también vino la inspiración para el nombre porque nuestro taller está lleno de figuras antiguas que hemos recopilado de distintos lugares como ferias o tiendas, o que simplemente han llegado a nuestras manos a través de familiares. Las dos éramos un poco acumuladoras de este tipo de objetos que traen recuerdos y  evocan emociones, incluso antes de conocernos. Nos gustaba la idea de recuperar juguetes antiguos y darles un nuevo uso y ese interés es parte de la propuesta clave de este proyecto. 
En enero del próximo año presentaremos nuestra primera colección y la inspiración viene principalmente de muñecas antiguas. A partir de ellas hemos armado nuestros moldes y hemos mezclado técnicas de vaciado y modelado para intervenir las figuras y crear algo completamente nuevo. Cuando se crea una figura dentro de un molde de yeso el resultado puede ser muy diferente al objeto original y por eso ésta es una de las etapas más complicadas del proceso. Hay que hacer distintas pruebas, dividir el objeto en partes para poder ensamblarlas después, y una vez que estamos conformes con cómo se reproduce la forma en cerámica, empezamos a producir las figuras. 
Cuando salen del yeso, las formas de cerámica pasan por un proceso de secado que se hace a temperatura ambiente y que puede demorar varios días, sobre todo cuando hace frío. Esta fase no se puede acelerar porque si se apuran las cosas, las piezas se rajan y se pierde todo el trabajo. Es por esta razón que los ceramistas trabajamos mucho en verano cuando las temperaturas son ideales y todo el proceso se acelera de forma natural. Una vez que la pieza está seca la llevamos al taller de esmaltado donde podemos aplicar color o esmalte dependiendo de lo que queremos hacer. Muchas veces Laura y yo trabajamos juntas en la misma etapa del proceso pero también hay momentos en los que una está trabajando con los moldes y la otra está dedicada a esmaltar o a meter las piezas al horno en otra parte del taller. 
Si bien Laura y yo somos polos opuestos en algunas cosas -tenemos gustos musicales muy diferentes cuando trabajamos y nuestros horarios son distintos- para nosotras ha sido positivo el hecho de ser amigas y socias porque nos conocemos muy bien. Las complicaciones a las que nos hemos enfrentado son propias de estar juntas en un proyecto creativo. Trabajar con otros siempre implica llegar a acuerdos y en nuestro caso es muy importante llegar a esos consensos porque para tomar decisiones siempre participamos las dos. 
Una de las cosas que más nos gustan de este espacio de trabajo es que además de nuestro taller hay otros artistas trabajando en esta casa en disciplinas completamente distintas a la nuestra. Eso nos permite recibir inspiración de otros lados pero también trabajar en conjunto en proyectos que quizás de otra forma nunca se encontrarían. Otra de las cosas positivas de esta casa-taller es que el ambiente es muy familiar y hay mucho respeto por el trabajo de los demás. Todos entendemos que es un espacio de creación y la convivencia funciona muy bien por eso.

Camila Carrasco (32) es diseñadora industrial y junto a su socia Laura Estévez (34) son las creadoras de Diógenes Cerámicas.