¿Quién puede decir si treinta años son pocos años o muchos años? Se pregunta la escritora mexicana Cristina Rivera Garza en su novela de no ficción El invencible verano de Liliana, en donde reconstruye por primera vez, después de treinta años, el femicidio de su hermana. Ese es el tiempo que demora Cristina y su familia en volver a abrir las cajas en donde se guardaron por décadas los diarios de vida de Liliana.
“Es que esos son los tiempos del trauma; décadas”, dice la periodista Catalina May, quien sostiene el libro de Rivera en sus manos durante esta entrevista en la que confiesa que este texto ha sido un compañero durante el procesamiento de su propio trauma.
En su caso, todo partió hace veinte años atrás, cuando regresaba a su casa después de salir de fiesta, y un auto la atropelló al cruzar la calle, dejándola al borde de la muerte. Nunca habló de su accidente... hasta este año, cuando grabó Te busco, la séptima temporada de su podcast Las Raras, en la que –al igual que Cristina Rivera– reconstruye por primera vez después de décadas, ese episodio traumático de su vida.
– ¿Por qué decides hablar ahora?
– Se cumplen veinte años desde que me atropellaron y comenzó a nacer en mí la idea de contar esta historia, pero de una forma bien difusa. Hace un par de años tomé un taller de literatura en primera persona con Jorge Carrión, pero en ese momento no lo hice pensando en contar mi historia. Creo que de alguna manera siempre me he estado preparando para hacerlo. Es que es una historia tremenda, pero de la que nunca hablé.
– ¿Con nadie? ¿Nadie sabía?
– Lo sabían las personas que en ese tiempo conocía. Y a los amigos nuevos que fui haciendo después, les comentaba algo: “estuve grave, alguna vez me atropellaron, pero al final todo bien”. Nada más.
Y no es que Catalina haya decidido no contar. En su caso el accidente provocó un TEC cerrado que le generó amnesia. Ella realmente no recuerda nada de los meses previos ni posteriores al accidente. Dice que si no se olvidó por completo, es porque le quedaron recordatorios constantes: los tornillos en el tobillo, el dolor crónico en el cuello, las cicatrices en los brazos, una hendidura en la cabeza que se tapa con el pelo. “Un recuerdo en el cuerpo sin palabras”, dice.
Reconstruir la historia
Cuando la idea de hablar de su atropello se hizo más clara, Catalina decidió buscar ayuda. Su objetivo era encontrar al hombre que la había atropellado porque, si bien él no se escapó, al contrario, prestó ayuda, con el tiempo todos los registros se fueron perdiendo. Para eso contactó a un grupo de periodistas de investigación y junto a ellos crearon una estrategia que involucró distintas líneas de búsqueda: la primera, a través de documentos formales como el parte policial, el SOAP y la ficha clínica del Hospital Salvador que es donde la llevaron de urgencia. Pero cuando vieron que esto era lento y no daba resultados, propusieron una nueva línea de búsqueda: poner un aviso en el diario, el objetivo final era convertirse en un viral y así llegar al conductor.
“Te busco. El 30 de octubre de 2003 me atropellaste en Colón con Domingo Bondi. Fue mi culpa. Casi muero. Después de 20 años quisiera hablar contigo”, decía el aviso que publicaron en Las Últimas Noticias y que, tal como estaba planeada, se hizo viral.
– ¿Por qué lo querías encontrar?
– La respuesta a eso ha sido parte del proceso. Entender bien qué me motiva a contar esta historia ahora, tanto tiempo después, es algo que he ido entendiendo y procesando en el camino de crear este podcast y eso se ha ido registrando en tiempo real.
– Claro, pero en qué minuto dices ‘necesito encontrarlo a él’. Porque podrías haber contado la historia sin buscar al conductor.
– Es que mi objetivo es reconstruir, entender bien qué pasó en detalle ese día. Y la pregunta uno que surge es ¿quién me atropelló?
Según los expertos una experiencia traumática se define como una experiencia en la que estás expuesto a la muerte o a una situación de muerte inminente, o una situación de riesgo para tu integridad física o a una agresión sexual. Catalina en el podcast cuenta que para tratar de entender por qué está haciendo todo esto, conversó con dos psiquiatras especialistas en trauma. Ellos le explican que las patologías postraumáticas pueden ser: estrés postraumático, que lleva a recordar persistentemente el evento; o la disociación, evitar todo lo relacionado con el evento.
Es la primera vez que piensa en su atropello como un trauma. Les cuenta a los especialistas que en veinte años no ha querido hablar del tema y ellos le responden que es lo más normal. “A igual que una fractura que tratamos de no tocar porque duele, en el evento psicológico pasa lo mismo, tratamos de no pensar porque duele”, dice uno de los psiquiatras. Así Catalina se da cuenta de que es un típico caso de disociación traumática, “de libro”, dice.
El especialista le aclara que esto no es bueno ni malo, sino que un mecanismo de defensa con el fin de seguir manteniendo una estructura y avanzando en la vida. “Cada uno hace lo que puede con las situaciones, pero al final, siempre hay que elaborar el trauma de alguna forma y cada uno busca la suya”, dice.
La de Catalina entonces, es reconstruir su historia. Entender qué pasó ese día. “Durante 20 años he mirado esta historia con distancia, con la sensación de que me están contando la historia de otra persona, con una total desconexión emocional con este evento traumático. Y ahora me doy cuenta que, en cierto punto, inventé mi propia terapia, de forma intuitiva. Reconstruir este evento ha sido mi terapia”, dice.
Ahora la búsqueda tiene más sentido.
Contar las historias buenas y malas
Desde que comenzó la investigación y hasta hoy que estamos a días de que se publique el último episodio del podcast en donde nos enteraremos si Catalina encontró, o no, al hombre que la atropelló, ha pasado casi un año. “Han sido meses de reporteo, de registrar en tiempo real los avances de la investigación, pero también está este otro viaje mío interno. Hay dos líneas narrativas: la búsqueda del conductor y mi búsqueda interior de entender este proceso y tratar de sacar alguna conclusión final”, cuenta.
Exponer su historia y su proceso ha sido tremendamente difícil. Incluso le han llegado críticas, hay quienes le han dicho “tóxica” por querer encontrar al hombre que la atropelló. “No me quedé pegada en eso, me pareció más destacable mirar todos los mensajes que nos llegaron después del aviso que publicamos en el diario. Es casi como una fotografía del Chile actual. Está el acosador que me dice que soy linda, ese hombre sigue llamando; aparecieron otras víctimas que me dicen que les pasó exactamente lo mismo que a mí; otros que han llorado”, cuenta.
“Contar las historias nos ayuda a darle sentido a las cosas que nos pasan, y contar un trauma es eso. Muchas más personas de las que uno cree tiene historias que no cuenta. Historias de momentos decisivos de su vida. Por eso me encanta una frase del psiquiatra que está en el podcast que dice ‘contarse las historias coherentemente ayuda al trauma, ayuda a sanarlo. Narrar las historias buenas y malas nos ayuda en la memoria personal y colectiva’, agrega Catalina.
Así se da cuenta que contar la historia de su trauma puede ayudar también a otras personas. Y es que más o menos un 70% de la población del mundo ha vivido una o más experiencias traumáticas en su vida. Es la norma, no es la excepción. Es una experiencia humana.
Una experiencia que en las mujeres, además se vive con culpa. “Ha sido una dificultad para mí porque es súper difícil ser culpable y víctima al mismo tiempo, ¿dónde te instalas? Nunca me ha gustado ninguna de las dos definiciones, las dos me incomodan un montón. Nadie quiere ser ni culpable ni víctima de nada, y yo soy las dos cosas. O así me he pensado siempre”.
Lo dice porque el día del accidente Catalina había estado carreteando con unos amigos, fumó marihuana y tomó, no tiene claro cuánto, pero en la alcoholemia decía un litro de cerveza. Sus amigos, de hecho, la fueron a dejar a su casa porque no se sentía bien para seguir de fiesta. Cuando se bajó del auto, cruzó corriendo, al parecer con luz roja. Y en cosa de segundos, apareció el auto que la arrolló.
– Es difícil la relación que tenemos las mujeres con la culpa, siempre nos cae encima. Está muy presente esa idea de que ‘tú usaste falda, entonces no te quejes’ o ‘tú tomaste, entonces te expusiste’.
– Sí po’. El psiquiatra también lo explica en el podcast. Dice que el sentimiento de culpa es algo que también aparece en las situaciones de trauma, y a veces no se ajusta a la realidad. “Uno puede tomar, puede volarse, pero no es para que lo violen o para ser atropellado”. Y me encanta que él lo haya dicho naturalmente porque a las mujeres nos hace sentido altiro. Para mí la sensación de culpa ha sido pesada, pero contarlo ha sido liberador.
– Entonces, ¿dejaste de preguntarte por qué estás haciendo todo esto?
– En este momento quiero ser muy buena conmigo misma y entender que no hablar fue la única forma de protegerme y seguir con mi vida, y que recién veinte años después fui capaz de enfrentarlo y sentirme en un lugar lo suficientemente seguro para poder hacerlo.
Cómo escuchar:
Pueden escuchar TE BUSCO gratis en Spotify y todas las aplicaciones de audio. También en lasraraspodcast.com y podiumpodcast.com.
Las Raras son Martín Cruz en la dirección de sonido y Catalina May en narración y dirección de contenido. La música original es de Andrés Nusser. TE BUSCO es la séptima temporada de Las Raras. Es una coproducción con Podium Podcast y Fondart RM 2023.