Paula 1169. Sábado 14 de marzo de 2015.

Los roperos más deseados del momento pertenecen a mujeres de la ficción televisiva tan fuertes y poderosas, como femeninas y sensuales. Aquí, un repaso a los looks de las protagonistas de Scandal, The Honourable Woman y The Fall.

Después de tantos años, tantas repeticiones y dos películas infinitamente débiles, a veces se olvida cómo Sex and The City marcó un antes y un después en el vestuario de televisión. La serie, estrenada en 1998, y protagonizada por Sarah Jessica Parker (Carrie Bradshaw), fue una infinita pasarela de grandes diseñadores, con los impecables looks armados por la vestuarista Patricia Field, y fijó un nuevo estándar de calidad a la hora de armar los roperos de los personajes de la ficción televisiva. Ahí está el caso de Mad Men (estrenada en 2007), que generó un revival de los looks vintage tipo Grace Kelly, al punto de inspirar una colección lanzada bajo la etiqueta de Banana Republic.

Hoy los vestuarios más comentados de las series pertenecen a cuatro mujeres con un rasgo en común: son fuertes y al mando. Y sus roperos, llenos de blusas de seda, faldas ajustadas y abrigos bien estructurados, son el reflejo de la tensión entre ese poder, su femineidad y sexualidad. En este nuevo contexto, la capital de la moda televisiva ya no es Manhattan, sino que Washington. Olivia Pope, la protagonista de Scandal (Canal Sony estrenará nueva temporada en abril, el resto está en Netflix) interpretada por Kerry Washington, es la asesora comunicacional más capaz del Capitolio. Su look, compuesto de blancos, negros, beiges, magníficos abrigos y carteras Prada, llevó a las editoras de Vogue Estados Unidos a elegirla como el personaje mejor vestido de la TV en 2014. "Cada episodio de la serie hace que yo quiera tener más prendas color crema, y no hay mayor halago que ese", escribió la editora de noticias de moda de la revista, Alessandra Codinha. La actriz, en tanto, en conjunto con la producción de la serie, lanzó el año pasado la línea de ropa Scandal, bajo la marca The Limited.

También en Washington se mueve Claire Underwood, de House of Cards (Netflix, tres temporadas), interpretada por Robin Wright. Su guardarropa acotado a una paleta clásica y monocromática, que recorre solo el blanco, el negro, el azul marino, gris y el camel, fue una determinación del productor y director David Fincher (The Social Network, Gone Girl). Su objetivo es ceñirse a los aburridos colores de la capital política estadounidense y, a través de la simpleza, darles protagonismo a los rostros para que parezcan "pinturas de Caravaggio", como explicó el encargado de vestuario de la temporada uno, Tom Broecker. Durante la segunda entrega, la cerebral Claire usó vestidos Escada y Alexander McQueen, sencillas blusas Ralph Lauren y tenidas compuestas de Banana Republic y Prada. En la tercera, se ve una sutil evolución acorde a su rol de primera dama, ya no de esposa de congresista y vicepresidente.

Estudiada naturalidad

Los clósets de Hannah, Marnie, Shoshanna y Jessa, las protagonistas de Girls (HBO), quizás no sean envidiables, pero son fundamentales para entender la sicología de sus personajes. Con sus diversos estilos, cada una revela a su manera su relación con la moda en una etapa de la vida de toda mujer veinteañera, postuniversitaria, que aún está en búsqueda del look definitivo. La diseñadora a cargo, Jenn Rogien, elige prendas en tiendas de segunda mano de Brooklyn y, en el caso de Hannah (Lena Dunham), intencionalmente deja al descubierto desprolijidades en siluetas y tallas, para reflejar lo disperso de su carácter.

La arremetida de Reino Unido

Al otro lado del Atlántico, el guardarropa femenino de las series también está marcando tendencia. El más comentado del momento es el de Nessa Stein, el rol de Maggie Gyllenhaal en The Honourable Woman (disponible en Netflix). En la trama, Nessa es una empresaria británica-israelí que busca la paz en Medio Oriente. Su ropa, halagada por los periodistas especializados durante la entrega de los premios del Sindicato de Actores (SAG), está a la altura del estilo europeo de poder, con piezas de Armani, Chanel y Stella McCartney, elegidas por el encargado de vestuario Edward K. Gibbon en conjunto con la actriz. Un look comparable con el de Claire Underwood, aunque más rico en texturas y colores.

Otro clóset envidiable es el de Stella Gibson, en The Fall (dos temporadas disponible en Netflix), personificada por la espléndida Gillian Anderson. Solitaria, compleja y muy sexual, Stella resuelve los crímenes más brutales ocurridos alguna vez en Belfast vistiendo ceñidas faldas hasta la rodilla, blusas de seda y tacos de diez centímetros de altura. El deseo que provoca su ropa está bien representado en uno de los capítulos de la segunda temporada, cuando el asesino en serie (Jamie Dornan, 50 sombras de Grey) se esconde en su ropero, y toca y huele una de sus blusas.

El retorno de Twin Peaks a la televisión, esperado para 2016, será también el regreso de la icónica moda normcore desarrollada por la serie en los 90. Kenzo, entre otras marcas, están lanzando colecciones o campañas inspiradas en la serie de David Lynch.

*Isabel Plant es editora de espectáculos en La Tercera. Este 2015 cumple 10 años comentando series en varios medios.